De las entrevistas publicadas esta semana en LA NUEVA ESPAÑA a Carmen Moriyón y a Ana González se puede extraer sin miedo al error que la ubicación de la estación intermodal ha dejado de ser una línea roja. Según explicación de la primera, no porque Foro haya renunciado de buenas a primeras a sus principios básicos en el plan de vías sino porque sus dirigentes están dispuestos a no dar pasos atrás en el proceso siempre y cuando haya un compromiso serio para el desarrollo de la macrooperación. El movimiento, pragmático por definición, deja más aún la pelota en el tejado del Ministerio de Transportes porque nadie podrá eludir sus responsabilidades desde Madrid esgrimiendo que las pugnas partidistas en Gijón generan incertidumbre.