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Taza y media

Eloy Méndez

Sonoro fracaso

El año nuevo empezó ayer en Gijón con un sonoro fracaso por el fiasco de las campanadas de la plaza Mayor, resultado de una incomprensible falta de previsión por parte de los gestores municipales del ocio, acostumbrados hasta ahora a que el grueso de la celebración corriera a cargo del sector privado. Por más disculpas y explicaciones que dé el Ayuntamiento, las decenas de entusiastas que se citaron delante de la Casa Consistorial tardarán en olvidar que se quedaron con las uvas en la mano y la boca abierta debido al deficiente sonido, impropio incluso de un pueblo perdido en mitad de la nada. El patinazo es ya de largo lo peor de estas Navidades. Quedan 364 días para que no vuelva a ocurrir.

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