Varadero de Fomento

Mantenimiento deficiente

Se construyen equipamientos, pero no se piensa en mantenerlos

Alejandro Ortea

Alejandro Ortea

Hace un tiempo que al PP de Gijón le salieron dos hijuelas: Foro y Vox. Así que sus votos andan por ahí repartidos sin que la situación encuentre enmienda posible. Lo de la facción ultramontana parece que no le comerá muchos votos en la villa y su concejo, pero lo de Moriyón, que a estas alturas más vale llamarlo así que Foro, es diferente. El PP presenta a una candidata con un índice de conocimiento bajo, como corresponde a un concejal de la oposición, y de Moriyón sabe mucha gente, no en vano fue alcaldesa ocho años y todo el mundo conoce al alcalde de su pueblo. Por eso, hay una parte nada desdeñable de la derecha sociológica local que tirará por la cirujana, aunque ya tenga ampliamente demostrado que llevó a Gijón por una cuesta abajo impensable antes de su advenimiento al primer sillón municipal.

El mismo problema lo tiene el PSOE local, presentando un candidato a estrenar con un hándicap importante: no es populista, por lo que le cuesta trabajo lanzar mensajes de usar y tirar, de esos que se olvidan tras la jornada electoral. Otro problema para los socialistas es la deslealtad de quien todavía es alcaldesa por su formación, nítidamente colocada en la oposición a lo que en teoría son sus siglas: no extrañe que, tras las elecciones, desde la sede de La Argandona se promueva un expediente sancionador que podría terminar con su expulsión de la organización a la que con tanto descaro está traicionando.

En lugar de hablarnos de cómo y cuándo se van a terminar las obras pendientes en esta villa marinera, vienen los candidatos ofreciéndonos nuevas infraestructuras, bien sean edificios, viales o zonas verdes, incluso expresando lo que habría que pagar por ello y qué administración o administraciones se harían cargo del monto total. Todo eso está muy bien, pero ninguno dice cuánto costaría después el mantenimiento de lo levantado y así tenemos ahora una serie de infraestructuras, no tan antiguas, en un estado ruinoso.

Las formaciones políticas ofrecen y ofrecen, pero se "olvidan" de especificar si habrá presupuestos futuros que soporten mantener en condiciones todas esas obras prometidas. Debería existir una norma que obligara a los señores candidatos a dejar claro no solamente el precio de cada obra sino el coste de su mantenimiento en los próximos quince o veinte años. A lo mejor, no se les calentaba el pico tanto a los equipos de asesores electorales a la hora de prometer obras sin cuento. Aquí se nos estropean colegios, parques, comisarías o calles sin que nadie diga ni pío, aunque alguna vez osan decir que lo pagarán unos fondos europeos.

Suscríbete para seguir leyendo