Taza y media

Semana Negra y tiempo

Eloy Méndez

Eloy Méndez

Tienen razón los organizadores de la Semana Negra cuando dicen que las críticas sostenidas en el tiempo han servido para que el certamen desarrolle una admirable resiliencia. Pero sería un error esgrimir ese argumento para frenar la renovación que cualquier producto necesita con el paso de los años. El evento, exponente de la efervescencia cultural y social que vivió Gijón a finales del siglo XX y referente internacional, sigue fiel a una fórmula capaz de concitar multitudes, pero con algunos síntomas de agotamiento, más aún cuando le han salido "competidores" en auge como la Feria del Libro, en el apartado literario, y Metrópoli, en lo relativo al ocio. Consolidada la ubicación hasta nuevo aviso, la innovación en formatos y estética sin vulnerar la esencia parece aconsejable.

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