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Taza y media

Eloy Méndez

Caído del cielo

Los diferentes espectáculos del Circo del Sol, de calidad dispar aunque siempre impactantes por la dificultad de las piruetas y una estética cuidada al milímetro, son una bendición caída del cielo para cualquier ciudad. Lo dicen las cifras de asistentes, que se mantienen en lo más alto gracias a la capacidad hipnótica de unos guiones pensados para sorprender al espectador cada diez segundos. Fruto de la intensa relación que Gijón mantiene desde hace tiempo con la compañía canadiense, es el aterrizaje de "Ovo", creación que ayer triunfó en su estreno pese a haber sustituido la mágica carpa por el Palacio de los Deportes. Además, tiene el aliciente añadido de ser una de las pocas novedades a destacar en la programación veraniega local de este año.

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