Opinión

Paco G. Redondo

Carro y bueyes

Primero sentencian y después nos vamos enterando del asunto

Asistimos a varias situaciones pintorescas. En la precampaña municipal del 2023 licitaron la obra del vial subterráneo por Jove para acceder a El Musel, y frenar el tráfico de camiones y contaminación por la zona oeste de Gijón. Ahora, en 2024, cuando toca pasar a los presupuestos, nos enteramos por sorpresa que han decidido drásticamente que la obra subterránea no se puede hacer por su gran complejidad técnica y/o muy caro coste, y el ministerio de Transportes plantea hacer la autovía en superficie. Se desatan las protestas ciudadanas, pues ello ya fue rechazado desde hace treinta años, y además, el informe de Geoconsulting en realidad no concluye que la obra subterránea sea inviable, planteando varias opciones pues habría que mejorarla en técnica constructiva (hidrofresa) y mayor inversión, sin conocerse cuantos millones.

En efecto, esa área de Gijón es complicada para horadar predominando materiales duros, cuarcitas del monte Areo a Las Cabañas, y calizas y dolomías del Jurásico de Veriña a Jove del Medio. Además ambas estás separadas por una falla de SO. a NE. También es cierto que en otros ámbitos o ciudades se han construido con viaductos o túneles entre materiales duros para autovías o metros. Tanto que esas características debían ser ya conocidas cuando se anunció en precampaña la licitación, cuanto que puede haber distintas técnicas constructivas de trayecto semienterrado a los conocidos como falsos túneles (cubierta estrecha). En cualquier caso lo lógico sería haber presentado primero las posibles soluciones y sus respectivos costes y posibilidades.

Y después si procediese abrir debate y alegaciones. Pero se ha impuesto para la opinión pública primero zanjar el asunto, y después estudiar sus características. Como ha hecho la alcaldesa de Gijón con la reforma de El Molinón: primero sentencia negativa de la cuestión, y después nos vamos enterando de posibles alternativas sobre la cuestión. Tal parece para nuestros próceres gobernar no es organizar, sino mandar; el problema es que para mandar bien hay que molestarse en informarse y gestionar. Para mandar por mandar sirve cualquier trepa o ignorante: ahora abrid la zanja, ahora cerradla, ahora abridla, creo mucho presunto empleo: ¿Pero para qué sirve? Es lo que se llama colocar el carro delante de los bueyes: ¿Así cómo no se levantarán suspicacias y protestas?

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