Opinión

Llingua y toros, Jovellanos y Vox

Lo que los políticos consideran que hay que subvencionar y lo que no

Dice la diputada de Vox Carolina López, que el que quiera llingua, que la pague, y reta a Barbón a que, si tan seguro está de que los ciudadanos la quieren, convoque un referéndum. Vox y la derecha, donde pueden, dedican ingentes cantidades a la tauromaquia, y presumen de "diestros" en sus filas, incluso entre sus cargos institucionales. Para Vox, los toros son sagrados, esos engendros de espectáculo sí tenemos que pagarlos todos, aunque no los queramos, aunque los consideremos maltrato animal y tortura. Es difícil calcular cuánto nos cuesta la mal llamada "fiesta nacional", como otros temas que no interesa que se conozcan, camuflan subvenciones a la tauromaquia en mil apartados con mil conceptos distintos. Por poner dos ejemplos, Madrid, supera los diez millones de "ayudas", Andalucía, entre otras subvenciones y compensaciones, ofrece 2.500 euros a los municipios para que organicen festejos. Se estima que el dinero público destinado a los toros ronda los ochocientos millones de euros, y nadie pregunta si queremos pagarlos o no. A la monarquía se le adjudican alrededor de ocho millones en los Presupuestos Generales, pero otros ministerios dedican cantidades mucho mayores a su mantenimiento. Adolfo Suárez pensó en someterla a referéndum y al final la coló de rondón en la Constitución al comprobar que los sondeos auguraban su rechazo. A la iglesia de unos pocos, destinamos miles de millones de euros de todos, buena parte para adoctrinamiento que Vox considera educación, mientras considera adoctrinamiento educar para la ciudadanía o hablar de orientación sexual o de libertades en la escuela. Debiera de saber la diputada que en cultura no se gasta, se invierte, y explicar las razones para que paguemos tradiciones que no queremos, religiones que no practicamos y reyes que no nos representan, mientras dejamos morir una llingua que forma parte de nuestra cultura y que regímenes que añora han dejado al borde de la extinción.

En 2010, Luis Miguel Piñera publicaba en este periódico un artículo, "La llingua en Xixón en 1879", donde afirma que Jovellanos, firme defensor del asturiano, ya en 1791 hablaba de conformar un "Diccionario del dialecto", lo que no logró hasta que en 1804 escribió su "Apuntamiento sobre el dialecto asturiano". En 1879 la prensa gijonesa publica "Recuerdos de la lengua asturiana" de Xosé Caveda y Nava con los que el autor rinde homenaje a Jovellanos y celebra que ilustrados ciudadanos se propongan formar un diccionario conforme al plan de Jovellanos. Ángela Gracia Menéndez, ganadora del premio de investigación del Foro Jovellanos, dice que Jovellanos utiliza para el asturiano tanto la definición de dialecto como la de lengua, considerando que lo importante para él es que, a pesar de no tener una tradición literaria (que ahora ya tiene y aumenta cada día), merece el valor del español.

Jovellanos calificó el espectáculo de los toros de feroz, escribió que, "a medida que se avanzaba en los estudios y las ideas, la fiesta de los toros comenzaba a ser mirada como diversión sangrienta y bárbara", y que "su prohibición podría producir grandes bienes políticos, ya que quien lo haga será muy acreedor a la estimación y a los elogios de los buenos y sensatos patricios". Jovellanos y Vox, cultura y barbarie.

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