Opinión | Palabras con silencios

¿Monjas cismáticas?

Califican de cisma la ruptura de las monjas clarisas de Belorado con la Iglesia católica. Para ser cismático se necesita ser más inteligente. Es necesario un argumentario doctrinal consistente y no estulticias con intereses crematísticos. El manifiesto que han sacado en Instagram las infelices monjas, llamando herejes a los últimos seis papas, es estrambótico y ridículo. Siento que la iglesia española sea por esta necedad primera noticia de los informativos, provocando hilaridad. Abandonar la Iglesia para guarecerse en el paraguas de un ¿iluminado? que basta verle hablar, andar y vestir para emitir un juicio acertado sobre su personalidad.

No deja de ser un caso insólito. En España hay actualmente más de 700 monasterios habitados por 7.500 religiosas que tienen como norma de vida el "ora et labora" de San Benito. El monacato comienza en el siglo IV y han sido grandes custodios y promotores de la cultura, del arte, de la farmacia, de la agricultura... No es extraño que posean, fruto del trabajo de tantas generaciones, un gran patrimonio que, aunque sea de la iglesia, se tiene conciencia de que pertenece a la humanidad. Con el "ora" se inspiraban y con el "labora" lo realizaban. En ellos se practicó siempre la hospitalidad.

En ese ambiente conventual cultivaron su espíritu y personalidad históricas mujeres como Santa Teresa de Jesús, la sevillana Sor Ángela de la Cruz... Sería interminable la lista de las que fueron grandes mujeres monjas y de la labor humana y cultural que realizaron. La situación actual es preocupante. Por la secularización creciente y la pérdida de horizontes trascendentes, se van cerrando muchos de estos monasterios. Surge la esperanza con comunidades nuevas como la de Iesu Communio en Lerma y Valencia, fundada por Sor Verónica, curiosamente connovicia de la abadesa "separada". La vida monástica tiene muchos siglos de historia como para atreverse a predecir su final. Estamos en tiempos que los sociólogos de la religión llaman "eclipse de Dios". Vivimos un realce materialista en el que las ciencias, con sus prodigiosos logros, nos pueden ofuscar cerrando el paso a la trascendencia. Los monasterios son un oasis. En ellos se oye y se siente otra voz que abre a la plegaria y a la alabanza y acerca a la plenitud de sentido de ser humano. Este domingo de la fiesta de la Santísima Trinidad reclaman nuestra atención para admiremos el Misterio de Dios en el que "nos movemos y existimos". Esa es experiencia.

El caso de Belorado es demasiado estrafalario como para que logre tanto espacio mediático. Lo sagrado está a veces muy cerca de lo ridículo. Y de los interesen económicos. Todo parece que esta es la causa. A la vista está en la vida que se permite y los atuendos que adornan al falso obispo-personaje. Una cosa es clara: en el capítulo actual de "la mujer en la Iglesia", las monjas de clausura merecen una atención y consideración especial.

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