Así es la "cría" en La Mata del parásito "Torymus", que protege los castaños de Asturias

Más de 170.400 de estos insectos para luchar contra la avispilla salieron del vivero del Centro de Alerta y Control de Especies, con sede en Grado

Las expertas Carla Asunción Menéndez, junto al árbol, y Antonia Tallante, en una salida de campo.

Las expertas Carla Asunción Menéndez, junto al árbol, y Antonia Tallante, en una salida de campo.

Ángela Rodríguez

Los castaños en Asturias tienen agallas. Y eso quiere decir que tienen dentro larvas de avispilla. "Las agallas son unas abultaciones, una envoltura que genera el árbol para protegerse", explican en el Centro de Alerta y Control de Plagas y Especies Invasoras de La Mata, en Grado. Unas instalaciones donde diferentes expertos investigan y luchan contra esta y otras plagas, con resultados reseñables.

En el caso de la lucha biológica contra la avispilla, el parásito "Torymus sinensis" es el mejor aliado. Este año se han soltado 191.223 de estos insectos. De ellos, 170.443 han salido de La Mata. "Lo que hace el ‘Torymus’ es pinchar una agalla en la que ya hay desarrollada una larva de la avispilla. Él busca el punto donde está esa larva y pone sus huevos. Empiezan a desarrollarse y cuando se convierte en larva, la del ‘Torymus’ se come a la larva de la avispilla. Al año siguiente, en los meses de febrero y marzo, es cuando emerge el ‘Torymus", explica Carla Asunción Menéndez Coego, coordinadora de las actuaciones para el control biológico de la avispilla.

Aladino Díaz, técnico del centro de control de plagas, trabajando. A la derecha, Díaz junto a la técnica  Silvia Baizán.

Aladino Díaz, técnico del centro de control de plagas, trabajando. / LNE

Los expertos inician el proceso con salidas al monte para recolectar las agallas de los castaños. "Y una vez en el centro, las metemos en una cámara de frío", explica Menéndez. La recogida de estas agallas se lleva a cabo entre diciembre y enero. Y el "Torymus" empieza a emerger entre febrero y marzo. En torno al mes de abril, cuando el castaño va a empezar a brotar, es el momento ideal para que el "Torymus" pinche la agalla.

"Es como si los durmiéramos con el frío, vemos cuánto aguantan y cuándo nos interesa que salgan. Cuando emerge el ‘Torymus’, en febrero o marzo, hay castaños que aún no están en el momento clave para que el parásito pueda pinchar esas agallas. Lo que nosotros hacemos es acompasar los ritmos para que suceda. Y es muy importante que la proporción de hembras y machos sea correcta", detalla la coordinadora.

"Logrando objetivos"

Sobre lo importante: la lucha está dando sus frutos. "Estamos consiguiendo el objetivo. En Asturias ya hemos logrado implantar el ‘Torymus’ y que ya por sí solo se adapte al ciclo de brotación del castaño. Seguimos haciendo sueltas porque, si por ejemplo salen 40 ‘Torymus’, 30 no encuentran al castaño en el punto ideal y se mueren. Así que soltamos más ejemplares para ayudar a los que ya lo consiguen de forma natural", subraya Menéndez.

Aproximadamente, la dosis por cada suelta es de en torno a 220 insectos. Con al menos el doble de hembras que machos. Dichas sueltas se organizan por densidad de castaño y "radio de vuelo" del insecto, "que es bastante grande, en torno a unos tres kilómetros".

Así es la "cría" en La Mata del parásito "Torymus", que protege los castaños de Asturias

Díaz junto a la técnica Silvia Baizán. / LNE

Aunque los resultados de la lucha biológica contra la avispilla son visibles, también lo son los estragos de la plaga, que afecta a las masas de castaño asturianas desde 2014. Lo hace directamente a la producción de fruto y madera e, indirectamente, a la de miel por la reducción de la intensidad de la floración.

La Consejería de Medio Rural y Política Agraria ha reforzado este año la lucha, aumentando un 36 por ciento la suelta del parásito. "Comenzamos en 2017, con unas sueltas de carácter investigatorio de unos 6.650 insectos. En 2021 se empezó a producir. Y en 2022 empezamos con las sueltas de cierta entidad, con cerca de 80.000 parásitos", explica Menéndez.

Los datos son buenos y, actualmente, el vivero del Principado en La Mata cuenta con la mayor producción de ‘Torymus’ hasta la fecha. Si bien, según los estudios, una implantación firme del parásito tardaría de seis a siete años.