El tráfico aéreo europeo recuperó este martes buena parte de su actividad, aunque siguió cerrado por completo en seis países: Dinamarca, Estonia, Irlanda, Letonia, Suecia y Reino Unido. Finlandia, el norte de Francia, el norte de Italia, Eslovenia, Eslovaquia y Ucrania salieron del área en la que están prohibidos los vuelos civiles a baja altura, según un comunicado de Eurocontrol.

Irlanda y Suecia, por su parte, entraron en la zona de vuelos prohibidos y dejaron de proporcionar servicios de control del tráfico aéreo a la aviación civil; mientras que se permiten los vuelos en Alemania y Francia, pero con muchas restricciones.

Casi el 75% del territorio europeo está libre de restricciones, al permitirse los vuelos regulares en Austria, los Balcanes, Bélgica, Bulgaria, República Checa, Hungría, Italia, el sur de Francia, Grecia, Holanda, Noruega, Portugal, Polonia, España, Rumanía, el norte de Suecia, Suiza, Turquía y Ucrania.

Todo el espacio aéreo europeo por encima de 20.000 pies está disponible excepto Finlandia, según precisó Eurocontrol.

La agencia también redujo los vuelos previstos para este martes en Europa desde los 14.000 que había valorado en un primer momento hasta los 13.000; frente a los 28.000 que despegan en un martes normal en el espacio europeo.

Eurocontrol recuerda en su comunicado que los nuevos procedimientos de seguridad ante la nube de ceniza volcánica procedente de Islandia, acordados ayer por la UE, entraron hoy en vigor a las 6.00 horas GMT.

Esas nuevas disposiciones prevén tres tipos de zonas en el espacio aéreo en función de la contaminación de ceniza y de su peligrosidad para los vuelos.

La agencia calcula que, al término de la jornada, serán más de 95.000 los vuelos suspendidos desde el pasado jueves a causa de la nube volcánica.

La agencia europea señala que las perturbaciones en el tráfico aéreo por la nube generada por el volcán islandés, que este martes llegó a su sexto día, han provocado la cancelación de más de 95.000 vuelos.

Pérdidas

Las pérdidas económicas se calculan en más de 140 millones de euros diarios, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que ha criticado duramente la gestión de esta crisis.

La Comisión Europea anunció este lunes que está dispuesta a habilitar un marco similar al aprobado tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEUU con el objetivo de permitir a los estados miembros que concedan ayudas, pero recalcó que son los países lo que tienen que dar el paso y presentar sus solicitudes ante Bruselas.

De momento, ningún país comunitario ha recurrido a este mecanismo, según confirmó un portavoz de la CE.

El comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, aclaró que los Estados que concedan ayudas deben garantizar que no haya discriminación y que la financiación se destine a cubrir las pérdidas vinculadas al cierre del espacio aéreo y no a reestructurar aerolíneas dañadas antes de esa crisis.

Almunia reconoció que hay otros sectores económicos afectados, pero recalcó que "no todo el mundo puede demostrar pérdidas directas" por la suspensión del tráfico aéreo para justificar la concesión de ayudas de estado como pueden hacerlo las aerolíneas.

Defensa de la gestión

En un debate extraordinario sobre la cuestión celebrado en Estrasburgo, la Comisión y la presidencia de turno española de la UE confiaron en que las medidas adoptadas por los Veintisiete permitan retomar la mayoría de los vuelos en Europa y defendieron su gestión de la crisis aérea provocada por la erupción del volcán islandés.

España urgió a los Gobiernos europeos a hacer "todo lo posible por poner a disposición de los ciudadanos medios de transporte alternativos", en palabras del secretario de Estado español para la UE, Diego López Garrido.

La CE recordó que, aunque se trata de una situación excepcional que escapa a la responsabilidad de las aerolíneas y, por tanto, la concesión de indemnizaciones adicionales a los pasajeros no está justificada; los afectados sí tienen derecho a la recibir el importe total del billete, incluidas las tasas aeroportuarias.

Los viajeros que elijan continuar su viaje tendrán también derecho a recibir comida y alojamiento a cargo de las aerolíneas hasta que puedan llegar a sus destinos.