Ajdabiya / Argel, Agencias

Las fuerzas de Muamar el Gadafi continuaron ayer su intensa ofensiva sobre los enclaves en poder de los rebeldes y llegaron incluso a bombardear las afueras de Bengasi, la capital de los insurrectos, aunque los insurgentes continúan oponiendo resistencia y aseguraron que han causado también numerosas bajas entre las tropas del régimen.

Las fuerzas de Trípoli recrudecieron también su ataque sobre Misrata, la tercera ciudad del país y la única todavía bajo control rebelde en el oeste de Libia, donde se produjeron al menos cinco muertos. Según los insurrectos, las fuerzas del régimen intentaron entrar en la ciudad, pero todavía no lo han conseguido y los civiles ayudan a los rebeldes armados a su defensa.

Al tiempo, continuaron los combates en la estratégica ciudad de Ajdabiya, a 160 kilómetros de Bengasi, cuyo control para las fuerzas del régimen es clave ya que desde ella se puede asaltar Bengasi, pero también alcanzar Tobruk, junto a la frontera egipcia, y hacer una pinza sobre la capital rebelde.

El ex ministro del Interior Abdelfatah Yunes, que se pasó al bando insurgente en los primeros días de la revuelta y fue jefe de las fuerzas especiales libias, dijo que los rebeldes atrajeron a las fuerzas de Gadafi hasta el centro de Ajdabiya antes de tenderles una emboscada y aseguró que capturaron siete tanques y destruyeron otros tres.

El diario estadounidense «The New York Times» denunció que cuatro de sus periodistas que informaban de la situación en Adjabiya han desaparecido.

Uno de los portavoces rebeldes, Mustafá Geriani, dijo a «Efe» que los rebeldes libios capturaron frente a las costas orientales del país un buque petrolero cargado con 25.000 toneladas de combustible perteneciente a la Compañía Nacional de Transporte Marítimo, dirigida por Aníbal, uno de los hijos de Gadafi.

Mientras tanto, los dirigentes rebeldes instaron a la comunidad internacional a actuar urgentemente para establecer una zona de exclusión aérea e impedir que los aviones de Gadafi continúen sus bombardeos. Las negociaciones sobre el establecimiento de la zona continuaron ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, pidió a los países miembros que aprueben de forma inmediata el borrador de resolución franco-británico. De todas formas, nada indica que de momento Rusia o China hayan dulcificado su oposición al establecimiento de la zona de exclusión.

En cualquier caso, los rebeldes han advertido de que una derrota no será el fin de su lucha. Ahmed Yibril, portavoz del presidente del Consejo Nacional, Mustafá Abdelyalil, aseguró que continuarán su combate por un cambio de régimen en Libia incluso si Gadafi «gana la guerra», lo que consideraron «muy improbable» en el momento actual.

Respecto al fracaso de un acuerdo sobre la zona de exclusión en la reunión del martes de los ministros de Exteriores del G-8, Yibril consideró que era «previsible» ya que «esos países construyen prioritariamente sus posiciones en base a sus intereses económicos y comerciales y no en el interés de los pueblos».

Por otra parte, Saif al Islam Gadafi, considerado el hombre fuerte del régimen después de su padre, aseguró que Libia financió la campaña electoral de 2007 del presidente francés, Nicolas Sarkozy, por lo que exigió a «ese payaso» que «devuelva el dinero al pueblo libio».

Asimismo, afirmó que la zona de exclusión aérea llegaría «demasiado tarde» porque las tropas gubernamentales se encuentran «cerca de Bengasi» y «en 48 horas todo habrá acabado».

«Fuimos nosotros quienes financiamos esa campaña, tenemos todas las pruebas», declaró al canal de televisión Euronews, con sede en Lyon. «Estamos dispuestos a revelarlo todo», prosiguió.