El ultraderechista noruego Anders Behring Breivik, autor confeso de la muerte de 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya, declaró ayer ante el tribunal que seleccionó como víctimas a personas que tenían aspecto de «marxistas» y perdonó a otras que le parecían más «conservadoras». «Si una persona parecía de derechas, si ésa era su apariencia, entonces no le disparaba», explicó el asesino, quien abrió fuego contra los asistentes a un campamento de verano de las juventudes socialdemócratas suecas.