Sin haberse cumplido siquiera un año de la masacre en la sede del semanario satírico "Charlie Hebdo", París se ha visto de nuevo sacudido por el terrorismo. El que hasta ayer mismo era el peor atentado en el último medio siglo en Francia fue inevitablemente recordado por muchos. Los tres días que marcaron a los franceses a principios de este año, del 7 al 9 de enero, acabaron con la muerte de 20 personas (14 civiles, tres policías y tres terroristas) y la adopción de unas medidas de seguridad casi sin precedentes en el país, en alerta desde entonces por los zarpazos del terrorismo islamista.

El 10 de enero, tres terroristas fueron abatidos después de ser perseguidos durante tres días por las inmediaciones de París. Dos, los hermanos Kouachi, murieron a tiros en una imprenta a 40 kilómetros de la capital, hasta donde habían llegado huyendo. Junto a ellos murieron cuatro rehenes. Al mismo tiempo, fue abatido un tercer terrorista, cómplice de los Kouachi y quien había matado a una policía dos días antes.

La pesadilla se había iniciado la mañana del día 7, cuando dos terroristas irrumpieron armados con fusiles en la sede de "Charlie Hebdo" y dispararon sin control contra los doce trabajadores que allí había. Tras dejar un reguero de sangre, emprendieron la huida y se activó un gran despliegue policial para detener a los asesinos. Con el país en vilo, Francia desplegó un impresionante dispositivo policial por el entorno de París para cercar a los terroristas: dos de ellos, los citados hermanos Kouachi (franceses de origen argelino) y el francés de origen africano Amedy Coulibaly. Los tres murieron.

La masacre de "Charlie Hebdo" desencadenó una oleada mundial de indignación que tuvo su máxima expresión en una movilización histórica en París de millón y medio de personas y cincuenta mandatarios de varios países.