La primera ministra británica, Theresa May, defendió ayer su propuesta para un "Brexit blando" asegurando que cumple con la voluntad que el pueblo británico expresó en el referéndum de 2016. "Cumple con el voto que la gente dio sobre el 'Brexit', cumple el hecho de que pondremos fin al libre movimiento, de que pondremos fin a la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) en el Reino Unido, de que no gastaremos vastas contribuciones para la Unión Europea cada año", declaró la primera ministra a su llegada a la cumbre de líderes de la OTAN que tiene lugar estos días en Bruselas. May asegura que la vía de salida acordada con su equipo de ministros "protege empleos y sustentos" y respeta su compromiso con Irlanda del Norte, al evitar el establecimiento de una frontera dura.

El plan acordado por el Ejecutivo británico para el "Brexit", que prevé la creación de un área de libre comercio entre el Reino Unido y la UE con una armonización regulatoria para bienes industriales y productos agrícolas, sigue siendo cuestionado por el ala más euroescéptica de la formación conservadora de Theresa May, partidaria de una ruptura radical. Y por si esto fuera poco, Bruselas tampoco parece dispuesta a aceptar tal área de libre comercio de bienes si Londres no acepta garantizar también la libre circulación de personas.