El exjugador de críquet Imran Khan, del partido Pakistán Tehreek-i-Insaf (PTI), proclamó ayer su victoria en las elecciones generales paquistaníes, cuyos resultados provisionales se publicaron con un prolongado retraso de 16 horas que alimentó las acusaciones de fraude.

"Quiero dar las gracias a Alá por esta oportunidad para servir al país", declaró el autoproclamado próximo primer ministro de Pakistán, que lideraba el recuento con el 49% de los votos escrutados.

El exjugador pronunció un discurso desde su residencia en Islamabad siguiendo la misma línea anticorrupción lleva proclamando desde que entró en política, hace 21 años. "Nuestras instituciones serán más fuertes y todo el mundo rendirá cuentas. Yo el primero y después mis ministros", afirmó el político de 65 años, apuntando también su intención de entablar buenas relaciones con EE UU y de mejorar los lazos económicos de su país con la India, el vecino con el que Pakistán siempre ha tenido una relación conflictiva.

Pero el retraso en el recuento de los votos suscitó las acusaciones del resto de las formaciones, tras una campaña plagada de denuncias de amaños para favorecer al PTI por parte de los "poderes establecidos", eufemismo con el que los paquistaníes hacen referencia en el país al poderoso e influyente Ejército.

En esa línea se pronunció, entre otros, el partido del ex primer ministro Nawaz Sharif, encarcelado una semana antes de los comicios por corrupción, que anunció que no reconocerá los resultados.