Masacres rusas
El triste 'retorno' de los delitos contra la humanidad a Leópolis
Hersch Lauterpacht y Raphael Lemkin, los juristas judíos que crearon la acepción de ambos delitos, se criaron y formaron en la ciudad hoy ucraniana

Un bombardeo sobre la ciudad de Leópolis. / Reuters
Xabi Barrena
Parecen de cajón. Que se trate casi de dos leyes naturales, como la persecución del asesinato desde lo de Caín y Abel. Pero no. Los delitos de genocidio y de crímenes contra la humanidad son un ‘constructo’ reciente, de la Segunda Guerra Mundial. Hasta los juicios de Nuremberg no existía su tipificación. Nadie vinculó el genocidio del pueblo armenio a manos del imperio Otomano, el 1915, ni los bombardeos sobre la población civil (Gernika) como delitos.
La justicia internacional nunca alzó la voz, en los años 30, contra cada paso que los nazis daban para perseguir, arrinconar, deportar y finalmente ejecutar a millones de ciudadanos europeos de fe judía.
Los juristas que crearon, bautizaron y desarrollaron ambos delitos y convencieron a las instancias judiciales de las naciones aliadas (Estados Unidos, Gran Bretaña y también Francia) de la necesidad de emplearlos en Nuremberg eran judíos. Algo incluso lógico. Pero además, ambos juristas, Hersch Lauterpacht y Raphael Lemkin, se criaron y estudiaron leyes en la ciudad hoy ucraniana, y entonces austro-húngara, de, hoy, Leópolis y entonces Lemberg, Leópolis, en castellano.
Los delitos que devastaron a sus familias en Leópolis vuelven, de la mano del Ejército ruso, 80 años después, tristemente a casa.
Armenia de fondo
"¿Quién se acuerda de la aniquilación de los armenios?", clamó Adolf Hitler cuando ordenó a sus militares devastar Polonia. Y esa frase espoleó a las investigaciones de Lemkin que recogió en su libro 'El poder del Eje en la Europa ocupada', publicado en 1944. Ahí definió el delito y el término léxico.
Si el genocidio se erigía como protección del grupo, o bien de un individuo por pertenecer a un colectivo, los crímenes de lesa humanidad amparan al individuo frente a la violencia de los estados en guerra. Todo genocidio es un crimen de lesa humanidad, pero no al revés.
Lauterpacht fue el que desarrolló el concepto de crímenes de lesa humanidad, también, a raíz del caso armenio. Fue uno de los que escribieron el discurso final del fiscal británico en Nuremberg. Lemkin, el del inglés. Uno sentó cátedra en la Universidad de Columbia, en EEUU. El otro, en la de Cambridge (Reino Unido). Ambos escaparon por los pelos del horror. Aunque en ese momento no estuviera, aún, tipificado.
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