Drama humanitario

Los 41 ahogados frente a Lampedusa engrosan el negro balance en el Mediterráneo central, con más de 1.800 muertos

El total de decesos en menos de siete meses y medio ya supera los 1.418 migrantes y refugiados que perdieron la vida ahogados en 2022 en esa misma zona

Una embarcación de la Guardia Costera italiana rescata a unos migrantes frente a la isla de Lampedusa, el pasado 6 de agosto.

Una embarcación de la Guardia Costera italiana rescata a unos migrantes frente a la isla de Lampedusa, el pasado 6 de agosto.

Enric Bonet

Al menos 41 personas migrantes han muerto ahogadas en un nuevo naufragio cerca de la isla italiana de Lampedusa. Esta nueva tragedia, que se dado a conocer este miércoles, confirma 2023 como un periodo crítico en el Mediterráneo, sobre todo en la peligrosa ruta central que une las costas de Túnez Libia con las de Italia. "Este año es especialmente catastrófico, con un aumento explosivo del número de muertos y naufragios en el Mediterráneo. Solo en la ruta central ya ha habido más de 1.800 muertos" entre enero y principios de agosto, ha advertido este miércoles Fabienne Lassalle, la directora general adjunta de la oenegé francesa SOS Méditerranée, en declaraciones a la cadena francesa France 2.

El total de decesos en menos de siete meses y medio ya supera los 1.418 migrantes y refugiados que perdieron la vida ahogados en 2022 en esa misma zona. "Se trata de cifras que no habíamos visto desde 2016 o 2017, años que fueron terribles respecto al número de naufragios", ha lamentado Lassalle. Si continúa la tendencia actual, 2023 va camino de superar los 3.231 migrantes muertos en el conjunto del Mediterráneo de 2021. Y eso lo convertiría en el año más mortífero desde la crisis migratoria de la última década.

Las travesías desde Túnez no cesan

"Hay un gran número de salidas desde Túnez, mientras que antes eran desde Libia", ha explicado la directora general adjunta de SOS Méditerranée. La deriva xenófoba del presidente tunecino, Kais Saïed, y sus políticas contra los migrantes subsaharianos favorecieron este incremento de las travesías en el Mediterráneo central. Esta situación también podría agravarse con el golpe de Estado en Níger. El cambio de régimen en Niamey amenaza con desestabilizar un país clave en la política de externalización de fronteras de la Unión Europea.

Después de la llegada al poder en Roma el pasado otoño de la ultraderechista Giorgia Meloni, la situación de los migrantes y refugiados ha empeorado en Italia. Los desembarcos no cesan en Lampedusa, en cuyo centro de acogida, con capacidad para 300 personas, viven actualmente más de 1.500 personas en condiciones muy precarias.

Devoluciones en caliente

Además, los migrantes, tras haber sobrevivido a la peligrosa ruta central, sufren violencia y un trato vejatorio en la frontera francoitaliana. Según un informe reciente de Médicos Sin Fronteras (MSF), entre las 1.004 personas atendidas por esta organización que dispone de un centro de acogida en la localidad fronteriza italiana de Ventimiglia, el 80% dijo "haber intentado cruzar a Francia con anterioridad, realizando múltiples intentos antes de ser rechazados en la frontera francesa". "Las personas vulnerables, como menores, mujeres embarazadas y madres recientes, ancianos o enfermos graves, no están exentas de esta práctica", añade en el documento titulado 'Prohibido el paso: el desafío diario de las personas en tránsito rechazadas y bloqueadas en la frontera francoitaliana'.

MSF denuncia, asimismo, las devoluciones en caliente llevadas a cabo por la policía gala. Más de un tercio de los 48 menores no acompañados atendidos por esta oenegé aseguraron haber sido devueltos a Italia, según el informe. "Vemos a personas extremadamente vulnerables que son rechazadas por la policía francesa de forma indiscriminada, sin que se evalúen adecuadamente sus condiciones individuales, para luego acabar en territorio italiano sin la asistencia adecuada por parte de las instituciones", critica Sergio Dato, coordinador de MSF en Ventimiglia.

La gestión migratoria genera a menudo tensiones diplomáticas entre París y Roma. El último episodio de ello tuvo lugar con la anulación en mayo de un viaje a Francia por parte del ministro italiano de Exteriores, Antonio Tajani, después de que el Ejecutivo galo criticara la ineficacia del Gobierno italiano para frenar las travesías de migrantes. A pesar de ese rifirrafe, Meloni y el presidente francés, Emmanuel Macron, se reunieron en junio en el Elíseo para limar asperezas. Ambos coincidieron en su voluntad de gestionar con mano dura la llegada clandestina de migrantes. Una política que no ha servido para evitar que 2023 sea uno de los años más trágicos en el Mediterráneo.