"El síndrome de la niña buena" o querer agradar siempre a todo el mundo

Más común en mujeres que en hombres, puede afectar en la educación de los hijos y se suele identificar cuando la persona que lo sufre antepone los deseos y necesidades de los demás a los suyos propios

Una niña con un conejo.|  | ANASTASIYA GEPP/ PEXELS

Una niña con un conejo.| | ANASTASIYA GEPP/ PEXELS

¿Sueles anteponer los deseos y necesidades de los demás a los tuyos propios? Si es así, puedes sufrir el "síndrome de la niña buena", y es probable que, consciente o inconscientemente, se lo estés inclulcando a tus hijos e hijas.

Identificado por el psicoterapeuta estadounidense Beverly Engel, el síndrome de la niña buena suele darse más en mujeres, aunque también pueden llegar a padecerlo hombres y principalmente se identifica cuando la persona que lo sufre antepone los deseos y necesidades de los demás a los suyos propios. Un síndrome que habitualmente suele estar asociado a personas que han sido educadas rodeadas de bondad, pero a las que les ha faltado aprender a defenderse o a cuidar de sí mismas.

Estas personas habitualmente suelen llegar a la edad adulta con esa personalidad complaciente y con cierto miedo a imponerse, fracasar o darse prioridad. Y es que habitualmente desde la infancia la sociedad acostumbra a construir una imagen sobre nosotros mismos y sobre esa idea de que debemos ser buenos con todo el mundo para sentirnos aceptados. Se trata de una imagen de nosotros mismos basada en los propios valores de la sociedad, por la que habitualmente la persona siente esa necesidad de querer agradar constantemente a todo el mundo para no salirse del molde socialmente aceptado que le han inculcado, pero la realidad es que conseguir esto es realmente imposible. Y puede tener consecuencias, por lo que es importante ver cómo estás educando a tus hijos, pues este síndrome provoca que quien lo padece pueda llegar a sentirse excesivamente responsable del bienestar de los demás y a perseguir ese ideal de perfección imposible de alcanzar.

En este punto es importante mencionar que, a pesar de identificarse como síndrome de la niña buena, no se trata de un trastorno en sí mismo, sino precisamente a un perfil que puede llegar a generar una falta de bienestar psicológico y problemas a la persona que lo sufre, precisamente por esa autoexigencia constante. Para aprender a identificarlo y hacerle frente, es importante saber reconocer algunas de sus características principales. Entre otras: no saber decir "no" o poner límites; evitación de conflictos o no mostrarse enfadado por temor a herir a las personas; miedo constante al fracaso, pues para estas personas fallar nunca es una opción válida –suelen vivir con un miedo constante a decepcionar a los demás y a fracasar–; dificultad en la toma de decisiones debido a la inseguridad y las constantes dudas –viven con un conflicto interior constante, entre lo que les dicta su propia personalidad y lo que les dicta esa necesidad de amoldarse a la imagen que la sociedad ha creado de sí mismos–; o una autoexigencia constante para no salirse del perfil que la sociedad ha creado, lo que les lleva a un automachaque constante para no salirse de ese molde. Un aspecto que pueden llevar tanto a su vida personal como laboral, de pareja, académica o social.

Una de las claves principales para superar este síndrome y dejar de lado todas y cada una de sus características que lo definen es que la persona aprenda a valerse por sí misma, aprenda también a tomar el control de su vida y empezar a priorizar sus propias necesidades e intereses. Para lograrlo, nunca está de más ponerse en manos de algún experto o experta en psicología.