El gran salto de Metrohm DropSens desde Llanera: de laboratorio universitario al mercado mundial de las tecnológicas

La firma asturiana, nacida en 2006, consolida su crecimiento con un nuevo edificio en el Parque Tecnológico de Asturias: "Vamos como hormiguitas"

David Hernández delante del actual edificio que Metrohm DropSens tiene en el Parque Tecnológico de Asturias, en Llanera.

David Hernández delante del actual edificio que Metrohm DropSens tiene en el Parque Tecnológico de Asturias, en Llanera. / Sara Arias

Gracias a su sensor electroquímico de uno por tres centímetros, la empresa Metrohm DropSens no ha parado de avanzar desde que se creó en la Universidad de Oviedo en 2006 hasta la actualidad, cuando tiene en marcha una inversión de 3,5 millones de euros para levantar un nuevo edificio en el Parque Tecnológico de Asturias (Llanera). Durante los primeros ocho años, la firma creció a un ritmo del 25% anual y en los últimos ejercicios ha ido al 10%. “No somos una empresa de sprint, nosotros corremos una maratón, vamos como hormiguitas creando los cimientos”, afirma David Hernández, doctor en Química, fundador y propietario de la compañía.

Hernández y el también doctor en Química y dueño de la empresa, Pablo Fanjul, desarrollaron con el catedrático de Análisis Electroquímicos Agustín Costa, ya fallecido, un electrodo serigrafiado que tiene distintas aplicaciones en el campo de la ciencia. En concreto, para análisis clínicos de salud, como pueden ser los de glucosa para los diabéticos, o en el campo medioambiental para advertir, por ejemplo, contaminantes en el agua. Incluso, en el sector agroalimentario para pruebas de etanol en vino o para medir el grado de maduración de un queso. "Queríamos crear algo universal para que otros científicos lo utilizasen, tiene muchas aplicaciones y es el cliente el que decide para qué", subraya Hernández

Belén Álvarez, Mireia Molina e Iván Sáez, del departamento de Calidad.

Belén Álvarez, Mireia Molina e Iván Sáez, del departamento de Calidad.

En 2006 dan lectura a la tesis y también el salto empresarial en un local de 40 metros cuadrados de la Universidad de Oviedo, apoyados por tres empresas en cuanto a la financiación. "Ahí tuvimos que aprender lo que es una empresa y tuvimos mucho apoyo del Centro Europeo de Empresas e Innovación y de la Universidad", señala David Hernández. Acostumbrados a la bata blanca y al laboratorio, se pusieron el traje y la corbata para aprender todo lo necesario del funcionamiento empresarial y poder así seguir de cerca todos los aspectos de una compañía tecnológica.

En seis meses ya vendían sus sensores electroquímicos en Estados Unidos (EE UU) y científicos de todo el mundo comenzaron a utilizar la herramienta en sus investigaciones, produciendo cantidad de artículos científicos sobre biomateriales, nanomateriales y otras modificaciones aplicadas al sensor electroquímico. "Le dan un valor añadido, porque si no solo sería un electrodo en sí", sostiene Hernández. De hecho, esta herramienta tecnológica que han creado es conocida popularmente como dropsens, lo que da cuenta de la implantación de su aplicación en el mundo científico.

Daniel Tirados y César Rodríguez en las instalaciones del Parque Tecnológico de Asturias.

Daniel Tirados y César Rodríguez en las instalaciones del Parque Tecnológico de Asturias.

Con la buena marcha de la empresa, de 2011 a 2019 se traslada al Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI), en el Parque Tecnológico de Llanera, donde la empresa creció desarrollando nuevas herramientas tecnológicas llamadas potenciostatos. Se trata de instrumental de análisis químico para laboratorio que es portátil y de pequeño tamaño. "Por ejemplo, un biólogo que hace salidas de campo puede hacer allí los análisis y no tener que ir al laboratorio, también se han ido a la Estación Espacial Internacional con la NASA para hacer unas pruebas de gravedad cero", asegura David Hernández.  

En ese tiempo, la fundación suiza Metrohm, que desarrolla y comercializa instrumentación científica a nivel mundial, entró en el accionariado de la empresa asturiana con el 24% del capital. En 2017, llegó al 90%. "Consolidó la red de ventas y nos dio estabilidad, lo que posibilitó aumentar el ritmo de innovación", destaca Hernández. Así, en enero de 2020, se trasladan al vivero de empresas de salud de La Corredoria, en Oviedo, donde ocuparon casi todas las salas disponibles. “No paramos de seguir buscando espacio porque teníamos perspectivas de crecimiento muy grandes". añade el cofundador de la firma.

Daniel Antuña trabaja con uno de los dispositivos de Metrohm DropSens.

Daniel Antuña trabaja con uno de los dispositivos de Metrohm DropSens.

En ese tiempo irrumpe la pandemia del covid y la actividad de la empresa, considerada esencial, no paró. "Por desgracia, se aumentaron las ventas en la búsqueda de métodos de detección rápida y barata, fue un boom de demanda de electrodos y, como éramos una empresa considerada esencial, pudimos seguir fabricando y vendiendo. No salió ningún sensor con estos electrodos, pero se generó un gran conocimiento", resalta Hernández.

Además, desde 2020, Asturias es una de las bases de desarrollo de software para aplicaciones científicas elegida por Metrohm, con dos sedes más en Suiza y Eslovaquia. Se trata de una división de la empresa que se ha desplegado en un edificio del Parque Tecnológico de Asturias. Desde ese año van a crecer con una nueva línea de negocio para desarrollar también el hardware necesario para las empresas del grupo.

Aránzazu Fernández comprueba uno de los dispositivos.

Aránzazu Fernández comprueba uno de los dispositivos.

En el nuevo edificio en construcción en el Parque Tecnológico de Asturias se unirán todas las secciones de la empresa, manteniendo también la actual sede para futuros proyectos. Todo ello ha conseguido crear empleo con 25 trabajadores en la investigación y producción electroquímica, y otros 32 en la delegación de software.

"Es un grupo humano bestial, tenemos gente que lleva con nosotros ya doce de los dieciséis años de la empresa; es personal muy cualificado y también viene gente de fuera, de otras partes de España, algo que apreciamos y valoramos", explica Hernández, quien cree que "en Asturias hay muy buena formación científica-tecnológica, pero lo que falta es retener el talento". "Nosotros estamos rescatando gente que lleva muchos años fuera", añade.

Pablo Rodríguez en el almacén prepara los pedidos.

Pablo Rodríguez en el almacén prepara los pedidos.

Metrohm DropSens aspira a seguir innovando y desarrollando nuevas aplicaciones para el campo científico-tecnológico con la misma filosofía que les ha llevado desde el laboratorio de la Universidad de Oviedo a ser una de las empresas punteras del sector a nivel mundial, una evolución sostenida y equilibrada desde Asturias y para el mundo que da cuenta del nivel innovador de los científicos de la región y su apuesta por el emprendimiento. 

La obra de construcción de la nueva sede de Metrohm DropSens en el Parque Tecnológico de Asturias, en Llanera.

La obra de construcción de la nueva sede de Metrohm DropSens en el Parque Tecnológico de Asturias, en Llanera.