El "alma de Cenizal" y otros hórreos y paneras de Llanera, tierra con huella de su poderío agrario

El municipio cuenta con un rico patrimonio etnográfico, con presencia de ejemplares de talleres de gran prestigio, como el de Junquera Huergo, Muñiz Hevia o Salvador Pérez

S. Arias

Llanera tiene un amplio patrimonio etnográfico vinculado a hórreos y paneras en toda la zona rural, símbolos de un pasado agropecuario de primer nivel. Unos graneros en altura que, en su mayoría, pertenecen al conocido como estilo Carreño y que, en el caso del concejo, es singular y llamativo que casi todos se encuentran ubicados en el interior de una quintana, tras los muros de la propiedad.

“La riqueza que tiene Llanera en hórreos y paneras es muy importante con buenos ejemplares de los siglos XVIII y XIX, principalmente, que muestran un estilo barroco en las tallas artesanales, lo que suponía un elemento de prestigio, es decir, puedo tener esta panera, la lleno y gasto dinero en decorarla”, explica Fernando Mora, de la Asociación Amigos del Hórreo Asturiano, quien ha seleccionado cuatro paneras del concejo para mostrar el esplendor del patrimonio etnográfico de Llanera.

Panera de Casa El Cabo, en Santa Cruz.

Panera de Casa El Cabo, en Santa Cruz. / S. A.

En el alto de La Miranda, en la parroquia de Villardeveyo, se encuentra una de las paneras más grandes de Asturias fruto de la unión de dos inmuebles. “Una es del taller de Junquera Huergo y la otra del taller de Lloreda, ambas del último tercio del siglo XVIII”, explica Mora. Estas dos paneras muestran el implacable deterioro del tiempo con el tejado a punto de colapsar en varios puntos.

Pero también enseña una de las peculiaridades en cuanto a la decoración, los motivos religiosos. “Son un símbolo protector y empiezan a aparecer para evitar el mal fario porque en la panera se guardaba lo más importante, la comida, y si se perdía a ver cómo pasaban el invierno”, comenta Mora.

Detalle de talla religiosa en la panera del alto de La Miranda.

Detalle de talla religiosa en la panera del alto de La Miranda. / S. A.

Otra de las paneras destacadas se encuentra en Castiello, en Casa Coto, con un inmueble que muestra “una larga inscripción y es una de las primeras obras del taller de Manuel Antonio Junquera Huergo, de 1771”, detalla Mora. En este caso, la panera se encuentra dentro del caserío familiar. "Esto es muy interesante en Llanera porque la mayoría están dentro y la quintana, o el caserío, es la forma de organización de una explotación agropecuaria y el hórreo o la panera son elementos fundamentales de esta unidad".

Panera de Casa Coto, en Castiello.

Panera de Casa Coto, en Castiello. / S. A.

En Cenizal también se encuentra una de las paneras más destacadas del concejo, del taller de Manuel Muñiz Hevia, tallada con policromía característica de este artesano. “Se considera la primera del también llamado taller de Cenizal, es el alma del pueblo”, señala Mora. La panera muestra una rica talla de madera, “con motivos vegetales, flores y geométricos que están presentes en las puertas, las colondras o paredes y, también, en los vanos de ventilación”.

La panera del alto de La Miranda, una de las más grandes de Asturias.

La panera del alto de La Miranda, una de las más grandes de Asturias. / S. A.

También en Santa Cruz hay una de las paneras más curiosas de Llanera, la de Casa El Cabo, del último tercio del siglo XVIII y obra del taller de Salvador Pérez. Y es especial porque cuenta "con una elaborada torre tallada en la colondra central". Esta panera también tiene un añadido posterior, detalla su dueño, Carlos González, que se utilizó para curar el embutido conocido como San Martín. Este propietario considera que conservar estos inmuebles de granero en altura es harto difícil y pide "más facilidades para poder mantenerla, como mínimo que no pongan trabas".