Los samuráis conquistan Llanera

El club local de tai-jitsu suma 55 luchadores de todas las edades y atesora numerosos premios a nivel regional y nacional

El cuerpo como arma de defensa. En eso consiste el tai-jitsu, arte marcial japonés que en Llanera tiene mucha afición y cosecha grandes éxitos sobre el tatami a nivel regional y nacional. El club local cuenta con 55 luchadores de todas las edades que se dan cita los martes y jueves en el polideportivo del Colegio Público de Lugo para entrenar la técnica y adquirir valores como el respeto o la constancia.

"El respeto es lo principal. Aprendes a defenderte de forma proporcional, tratando de causar el menor daño posible. Es importante, sobre todo para los niños, porque sabe que si te hago una técnica con cuidado, tú me la vas a hacer a mí también con cuidado", explica Javier Peláez, presidente de la entidad, entrenador del grupo de adultos y cinturón negro con quinto dan, el máximo grado que se alcanza en el tai-jitsu.

Este arte marcial, surgido en el siglo XVI, es parte de la formación que recibían los guerreros samuráis para poder defenderse cuando, en plena lucha, perdían las armas o en aquellos casos en que no podían utilizarlas. "La definición de tai es cuerpo, y la de jitsu, arte de la defensa. Es decir, tienes que defenderte con las armas que tiene tu cuerpo", detalla Peláez.

La principal característica de esta disciplina la componen los desplazamientos que se realizan para evitar los ataques, además de técnicas como colocarse en una posición de ventaja respecto del atacante. "Hoy en día, por el tema de la defensa personal, se piensa que se trata de buscar el momento para atacar, pero no. La clave es tener el momento justo para, por ejemplo, poder irnos corriendo", señala el presidente del club llanerense, que ofrece un curso anual de defensa personal en el que se trata de trasladar ese espíritu a los participantes.

Otro de los rasgos del tai-jitsu es que trabaja las tres distancias de combate en las artes marciales. La larga, con golpes de puños y piernas; la media, cuando los adversarios ya están enganchados, y la corta, que es cuerpo a cuerpo, en la que se emplean inmovilizaciones o estrangulaciones. "Es un deporte de lucha y combate, en la intersección entre esas dos grandes maneras de definir estos deportes", subraya Peláez.

Además de la técnica de combate, los deportistas que practican el tai-jitsu adquieren valores que son comunes a todas las artes marciales, basados en el respeto. "Son cuestiones que la sociedad actual necesita", asegura Peláez, quien pone el foco sobre los más pequeños, quienes aprenden en cuestiones de compañerismo, constancia, puntualidad o gestión emocional. "Si un niño de ocho años es capaz de hacer una kata en un polideportivo delante de más de 300 personas, podrá de adulto ir a una reunión de trabajo y hablar en público. Te da un poso, una tranquilidad", destaca.

En el Club Tai-Jitsu de Llanera hay 55 deportistas, de los que algunos son también entrenadores o árbitros regionales. Peláez pertenece a la categoría nacional, pero la mayoría son niños de cuatro a dieciséis años. "Las familias están muy comprometidas con el club, algo que es muy importante hoy en día por la inmediatez que hay en tantos aspectos de la vida", destaca su máximo responsable.

No solo son muchos los practicantes de tai-jitsu en Llanera, sino que también destaca su comportamiento en campeonatos y competiciones, con varios metales en el último Campeonato de España en las categorías alevín, infantil, cadete y senior. "Asturias es una potencia muy fuerte a nivel nacional", concluye Peláez..