La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El roble que guarda la memoria de la Villaviciosa de hace 6.370 años

El tronco milenario que afloró al excavar el túnel de la autovía es un indicio de la deforestación del Neolítico y del desplazamiento del cauce de la ría

Arriba, la parte del roble milenario que se exhibe en Capistrano. Abajo, varios viandantes pasean junto a la base del árbol en el parque de El Pelambre. m. menéndez

En Villaviciosa están de aniversario. Este mes se cumplen diez años de la datación del tronco de un roble milenario que fue hallado durante la excavación del túnel de la ría con motivo de las obras de la Autovía del Cantábrico que entonces se estaban acometiendo en el concejo. El análisis radiométrico del carbono 14 le atribuyó en aquel momento una antigüedad de 6.360 años, por lo que el tronco actualmente suma una década más. Se trata de nada menos que de un árbol que estaba en pie hace 6.370 años.

¿Pero cómo era Villaviciosa en aquella época? El arqueólogo Rogelio Estrada lo explica. Se trataba del Neolítico, el quinto milenio antes de Cristo. De este periodo se tiene constancia de numerosas necrópolis megalíticas. Se han encontrado abundantes vestigios que permiten interpretar cómo realizaban los enterramientos, pero poco se conoce en Asturias de cómo vivían al carecer de testimonios de poblados, argumenta Rogelio Estrada. Lo que sí se sabe es que aquellos hombres y mujeres comenzaban a ocupar grandes espacios y a colonizar de forma efectiva el territorio, en el que desarrollaban una explotación sistemática y lo transformaban. De lo que se deduce que se dedicaban a la agricultura, la ganadería y la deforestación de los bosques.

Estrada agrega que los yacimientos encontrados de la cultura asturiense, etapa anterior al Neolítico, permiten pensar que los maliayeses coetáneos de este roble milenario desarrollaban parte de su actividad en la ría como mariscadores. En zonas dominantes como el cordal de Peón y en la rasa costera como Liñeru, la Llana, Oles, San Martín del Mar y la propia Rasa de Seloriu se encontraron vestigios de yacimientos tumulares del Neolítico, por lo que es más fácil deducir y estudiar cuáles y cómo eran sus costumbres y ritos funerarios. Además, éstos eran lugares que estaban vinculados a hitos del territorio.

Una década después de que el tronco fuera encontrado bajo los lodos del túnel en perfecto estado de conservación, junto a centenares de avellanas y bellotas, se exhibe segmentado en dos partes. El parque de El Pelambre alberga parte de este tesoro natural. Aquí está la base del roble y junto a él una placa informa escuetamente de qué se trata y de su antigüedad. Este vestigio vegetal del Neolítico que las obras de la autovía sacaron a la luz pasa desapercibido para muchos viandantes, pues pocos se imaginan que esta vetusta madera encierra tanta historia. Sus dimensiones no son pequeñas: tiene un metro de diámetro y sólo la base supera la altura de una persona. Conocer que se trata de un roble de 6.370 años sorprende aún más. No es cuestión baladí.

El gobierno local del anterior mandato -formado por el tripartito PP, URAS-PAS y el concejal independiente Rogelio Estrada- colocó la base del roble en El Pelambre cuando se urbanizó y acondicionó el parque. Todavía hoy sigue habiendo discrepancias entre los técnicos sobre si lo adecuado es que se muestre al aire libre, sin ningún tipo de protección, como defienden unos, o, por el contrario, debería estar protegido de alguna forma -con un cristal, por ejemplo- para evitar que la acción de la lluvia lo deteriore con el paso del tiempo. Los responsables municipales, de momento, han decidido mantenerlo tal cual, a la intemperie. Su mayor enemigo puede llegar a ser la humedad.

La otra parte del milenario roble, de mayores dimensiones que la base como cabe esperar, se muestra al público en el Centro Cultural San Juan de Capistrano. Supera en altura la segunda planta y no es para menos porque el tronco completo mide ocho metros de longitud. Este enorme trozo de árbol sí que no pasa desapercibido porque cautiva la vista de quien entra en el edificio. Se encuentra a la derecha, en el hueco de la escalera. Se echa en falta que una placa o cartel informe de qué se trata, porque si uno carece de los datos es difícil de imaginar que está frente a un árbol de 6.370 años. Un tesoro vegetal que la ría devolvió hace trece años a Villaviciosa.

El descubrimiento del roble se produjo en 2001, coincidiendo con el inicio de las obras del corredor cantábrico en el tramo Lieres-Villaviciosa. Los trabajos del túnel maliayés bajo la ría fueron los más complicados por las dificultades que supusieron las labores sobre el estuario. El tronco hallado se encontraba varado en los lodos de la ría en perfecto estado de conservación, al igual que las avellanas y bellotas que aparecieron junto a él. De hecho, el tronco y las raíces se asemejaban a cualquier otro árbol de edad reciente, aunque la amplia sección delata su gran antigüedad.

Al encontrarse bajo los sedimentos de la marisma, con el paso de miles de años éstos lo fueron cubriendo como si se tratara de una cámara de conservación, dejándolo sin oxígeno, lo que evitó su deterioro. Al quedarse varado, el tronco fue cogiendo humedad y se hundió, llegando a acumular hasta entre cuatro y cinco metros de limos, sin llegar a pudrirse. Los técnicos apuntan que un tronco puede fosilizarse a partir de los 20.000 años.

Los expertos creen que este milenario vestigio natural fue arrastrado por el río Linares durante las mareas. Rogelio Estrada, incluso, explica que en el Neolítico la ría pudo comenzar a recibir más aporte de sedimentos como consecuencia de la deforestación del entorno, propia del Neolítico. Además, los materiales más antiguos, de unos 5.000 años, fueron localizados al este del túnel, mientras que en la parte oeste los hallazgos más antiguos datan de hace 2.000 años. Por lo que los expertos creen que el cauce del estuario se ha ido desplazando hacia el Oeste con los años.

Cuando apareció el roble, se cortó una sección del árbol para su estudio. Los análisis de radiocarbono realizados en Estados Unidos en 2004 determinaron que su edad era de nada menos que de 6.360 años. En la Escuela de Ingeniería de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid concluyeron el resto de la investigación.

Desde el primer momento, el gobierno local tuvo claro que este importante hallazgo debía estar expuesto al público. Se barajaron ubicaciones como el parque de Riaño, situado sobre el túnel de la ría y muy próximo al lugar donde se localizó el árbol, o el parque Ballina, detrás de la Casa Consistorial. Finalmente, triunfaron El Pelambre y el Centro Cultural San Juan de Capistrano. En Villaviciosa es posible pasearse entre los restos del que fue un roble hace miles de años, en el Neolítico, y también observar su antigüedad y porte en el hueco de la escalera de Capistrano, su emplazamiento definitivo desde 2007.

Compartir el artículo

stats