La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El circuito de la montaña

Las carreras, el esquí y la escalada integran una práctica de moda que aúna deporte y naturaleza en Asturias l La cada vez más extendida actividad física ha llevado en los últimos tiempos a su práctica en entornos abiertos

El circuito de la montaña

Simplificando las cosas, al deporte de montaña se llega por dos caminos. Está el de los montañeros. Gente familiarizada con la naturaleza desde los primeros pasos, con excursiones el fin de semana o rutas de los grupos de montaña desde la infancia. Suelen ser los que iban más rápido de lo normal, paso alegre y zancada larga, que decidieron probar con las carreras de montaña para darle un tono más competitivo a su pasión. El otro camino es más urbanita y está formado por los runners, los corredores de ciudad en una moda cada vez más extendida. El proceso exige empezar a trotar en el barrio, ampliar horizontes en carreras populares y, conquistados diversos objetivos, dar un paso más: ahí es donde las carreras de montaña ofrecen una experiencia diferente.

La idea de practicar deporte en un entorno natural parece responder a puro instinto, a la posibilidad de ampliar horizontes. Algo parecido a la célebre frase del alpinista George Mallory cuando le preguntaron que por qué escalaba montañas. "Porque están ahí", respondió lacónico. Ahora en los entornos naturales se corre, se esquía o se escala porque están ahí.

La montaña se ha convertido desde hace algún tiempo en un circuito, un escenario idílico que aúna deporte y naturaleza. Una práctica que va en claro auge. Los datos que maneja la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo del Principado de Asturias (FEDPA) son claros: el número de licencias para los deportes de montaña ha pasado de los 4.234 en 2010 a los 6.520 que registraba en abril de este año. Un aumento de 2.286 licencias en cinco años.

Además de las actividades recreativas, la FEDPA reúne tres disciplinas competitivas con presencia notable en un escenario abrupto como el asturiano. Las carreras de montaña, el esquí de montaña y la escalada son tres modalidades con más puntos en común que diferencias, a pesar de sus singularidades.

Están los todo terreno, con valentía para probar en todos los frentes. Manu Luengo es uno de ellos. "Lo bueno de Asturias es que cada época tiene su actividad", dice. El deportista acaba de regresar de Adamello, Italia, tras participar en una competición de esquí de larga distancia: 50 kilómetros con un desnivel positivo de 4.000 metros. Una prueba por parejas muy exigente. "Tardamos nueve horas, pero no sé ni cómo quedamos en la clasificación", comenta sobre su paso y el de Roberto Menéndez (equipo Muéve-t - De Ruta) por las cumbres italianas. Algo mejor le fue a la otra pareja de la región, Pablo Alonso y Carlos Villas (MMR - Ludo Aventura), que completaron la carrera en aproximadamente siete horas.

El esquí de montaña es una de las disciplinas con más tirón en los últimos tiempos. Manu Luengo es uno de sus defensores más acérrimos. ¿Por qué? "Es la única forma de moverte en esos escenarios, de llegar a esos lugares", responde con una llamativa sencillez digna de Mallory. La dinámica del deporte también es fácil, al menos de explicar: unos esquís, forma física envidiable para avanzar en el llano y el ascenso y habilidad para los descensos. También mucho entrenamiento. Muchísimo. "Hay que esquiar siempre que puedas y el tiempo lo permita". Primera limitación. "Si no, se puede hacer carrera continua o bici, depende de los gustos de cada uno", explica Luengo. Hay un elemento que también tiene importancia en una disciplina tan exigente. "En el aspecto en que más ha evolucionado el esquí de montaña es en el del material. Las marcas han entrado en el mercado. Esquís, fijaciones, botas? Aquí predominan las marcas de países alpinos. Van un paso por delante". He aquí el elemento más comercial.

La moda crece en el Principado favorecida por un organización seria. "A veces vas a los Pirineos porque te han hablado bien de una prueba y luego es bastante desastre. En Asturias se están haciendo muy bien las cosas. Las pruebas están bien organizadas y empieza a haber jueces", señala Luengo.

Pero hay un momento del año en el que la nieve desaparece. Y junto a ella, el esquí de montaña. "Entonces no queda más remedio que ponerte los playeros y a correr", indica Luengo. La carrera de montaña es la pata más fuerte sobre la que se apoya la FEDPA. Aunque la licencia es común para todas las disciplinas, se calcula que en torno al 70% de los 6.500 deportistas con licencia se dedica a las carreras de montaña. Es aquí donde la afluencia de los corredores amateurs cansados del piso de la ciudad encuentra su refugio. "El problema es que hay corredores de asfalto que desconocen la montaña", señala Benjamín Cabo, vocal de la FEDPA y organizador de la Travesera, la joya de la corona de las carreras de esta índole que se desarrolla en los Picos de Europa cada mes de junio.

Se comprueba en las inscripciones. El día elegido por la organización se abren a las 00.00 horas y no pasan doce minutos hasta que se completan. "El atletismo hoy en día tiene tirón", simplifica el asunto Cabo. Vaya si lo tiene. La Travesera contaba en 2004 con 48 participantes, aún en fase experimental. Ahora, los organizadores relatan que son en torno a 800 interesados los que intentan acceder a las 310 plazas disponibles. De ahí que la página para formalizar la inscripción se colapse cada año.

Y eso que la prueba es de una exigencia máxima. Se trata de 74 kilómetros con un desnivel acumulado de más de 13.000 metros. Como cebo, la organización lanza ahora otra opción, la Traveserina, una hermana pequeña con un recorrido de 44 kilómetros y 7.000 metros de desnivel acumulado. En 40 minutos se cerró la inscripción de la carrera menos larga.

Asturias ofrece una alternativa sólida. "En líneas generales, las carreras en la región están bien vistas", asegura Cabo. El problema de los últimos años tiene que ver con la financiación. Hace tiempo que las subvenciones y sponsors han desaparecido. La consecuencia directa es que ha aumentado el coste de inscripción.

El gasto es uno de los motivos por los que uno puede apostar por la escalada. Al menos ése es el punto de vista de Honorino Montes, 25 años de experiencia en la materia y actual vocal de la Federación. "No es caro para empezar, siempre se pueden compartir materiales. Si te motivas especialmente puedes gastar más, pero por 400 euros tienes un equipo completo", indica Montes.

La escalada también tiene su miga. Se divide en tres versiones. La escalada clásica, la alpina, es la que goza de más tradición. "Se busca subir. No importa cómo", resume Montes. También está la escalada deportiva o escalada libre, con mayor forma de competición. Y la tercera vía presenta la novedad más clara: el bulder. Es una distancia corta sin los materiales de protección más clásicos de la escalada. "El bulder es el que goza de más de tirón ahora mismo", observa Montes; "especialmente en los chavales más jóvenes. Es darle una vuelta de tuerca y hacer la escalada con una visión más atractiva".

Montes no las tiene todas consigo cuando se le pregunta por las condiciones que rodean a la escalada en Asturias. Hay un factor que no ayuda: "El clima. Aquí el invierno es muy largo. Se pueden hacer cosas aunque nada comparado con Aragón o Lleida". Los dos destinos preferidos de los escaladores. En verano se puede compensar ligeramente. "No es conveniente escalar con calor. Es verdad que en otros lugares se están cociendo y aquí no es para tanto, pero el calor tan húmedo como el de Asturias no es sencillo de llevar", defiende.

Sea con zapatillas deportivas, esquís o los utensilios necesarios para la escalada, la montaña goza en Asturias de una visión más deportiva en los últimos tiempos. Al final todo se trata de llegar a tu objetivo. Que la montaña se imponga entre tú y tu destino es lo que le da gracia al asunto.

Compartir el artículo

stats