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EE UU y Cuba, tiempo nuevo

EE UU y Cuba, tiempo nuevo

La autorización de licencias por parte de los EE UU para el inicio del transporte de personas por ferry a Cuba, después de cincuenta años de suspensión, es un paso más en el acercamiento entre ambos países. Hay dos empresas navieras autorizadas, United Americas Shipping Services y Havana Ferry Partners, que viajarán desde Florida a La Habana, así como la aerolínea JetBlue, que volará desde Nueva York a la capital cubana. Aunque todavía son muchas las restricciones para poder viajar y el intercambio sin límites todavía está lejos, las últimas negociaciones entre ambos países empiezan a dar algunos frutos.

La más significativa de esas negociaciones fue la que tuvo lugar en la séptima Cumbre de las Américas celebrada en Panamá el pasado 11 de abril. Allí se oyeron dos palabras de hondo significado pronunciadas por Raúl Castro: "honesto" y "respeto". La primera la pronunció para calificar al presidente de los EE UU, Barack Obama. Y la segunda para establecer una cierta barrera al diálogo abierto. Cuando Castro argumenta que ha puesto y quitado varias veces de su discurso la frase: "Hay que apoyar a Obama, es un hombre honesto", y que al final mantiene, intenta atemperar el resto del discurso que acababa de pronunciar, donde se afianzaba en su socialismo comunista con la típica gestualidad agresiva de los Castro, cuya forma de gobierno quiere dar a entender que no va a cambiar un ápice. Y cuando Castro habla de "respeto", como premisa para el dialogo con los EE UU, está convirtiendo esta palabra en la pauta que resume un sistema político que pretende seguir inamovible, aunque consciente de la urgencia de una revolución económica que saque de la bancarrota a Cuba, con la colaboración del "honesto" Obama.

Porque "respeto" se puede interpretar como intocable, sin discusión, o inaceptable, calificativos ceñidos a lo político, pero aceptando que Cuba no puede seguir en ese mundo de la limosna, como pedigüeño internacional. O haciendo ese intercambio genuino de servicios médicos por bienes energéticos. Primero protegida por Rusia, luego por el fallecido presidente venezolano Chávez, y que con la fracasada política del sucesor, Nicolás Maduro, en un momento en que el petróleo cotiza a 55 dólares, y que ya le ha recortado a la mitad el suministro del mismo en condiciones ventajosas a la isla, al final Cuba ha tenido que caer en manos del "imperio", anticipándose a la posible llegada de otro "periodo especial", como aquel que tuvo que soportar después de 1989, cuando cayó el muro de Berlín y los rusos dijeron que se acabaron los regalos. Y de ese modo tuvo que aceptarlo el Gobierno cubano.

Este proceso tuvo su inicio incipiente en 2009, se interrumpió en 2011, y volvió a iniciarse en 2013 y llevado a cabo con mayor profundidad hace unos meses por la directora general para Asuntos con los EE UU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, y la secretaria de Estado adjunta para América Latina, dependiente directa de John Kerry, Roberta Jacobson. Ambas y sus equipos prepararon el terreno para la reunión, el pasado 11 de abril, de Barack Obama con Raúl Castro en Panamá.

Como todo lo que suena a los Estados Unidos huele a dólares. Ahora, la mayoría de los países se han puesto en marcha para aprovechar de alguna manera el nuevo filón económico que puede ofrecer la isla caribeña. Pero en un país donde los sueldos oscilan entre los 15 y los 20 dólares al mes la capacidad adquisitiva del cubano es mínima. Bien es cierto que hay muchos servicios de precios ínfimos: el diario oficial "Granma" vale 0,008 dólares; la luz un dólar al mes; el gas 0,08 dólares al mes; un emparedado de jamón de York y queso 0,4 dólares; una jubilación desde 6 dólares mensuales; una carrera en taxi "almendrón" (coche antiguo americano) 0,4 dólares. Como me dice Joel, un cubano que espera la cola en la Rampa para entrar al cine Yara durante el Festival de Cine Latinoamericano: "Si no tienes fe, no hay nada que hacer, asere". La fe no es religiosa, son familiares en el extranjero que mandan dinero para poder salir adelante.

Por eso, como si de un enfermo agonizante que camina cansino sobre la bancarrota se tratara, las aves carroñeras de la economía internacional preparan su planeo para caer en picado sobre los restos todavía calientes del pacto cubano-americano. En esto lleva la prioridad los EE UU, a sólo unas millas de las costas de Miami, con un centenar de estadounidenses a dos o tres horas de vuelo, el desembarco económico está en marcha.

La página americana de alquileres, Airbnb, ofrece pisos a precios europeos. Iberia ha reanudado los vuelos a la isla, primero a través de Panamá, a partir de junio directos. El aeropuerto de Orlando comenzará vuelos directos en julio, aunque con muchos formulismos para los viajeros. Las empresas de tarjetas de crédito, las aerolíneas, las farmacéuticas, petroleras, las hoteleras o las renovables buscan el acercamiento. La telefónica española estudia la llegada a la isla, el monopolio de la telefonía en Cuba, tiene las tarifas más caras del mundo.

Como sucedió en Rusia tras la caída de la URSS, que aparecieron multimillonarios extravagantes y los pobres se convirtieron en paseantes con bolsa de plástico en busca de ofertas puntuales, puede que suceda lo mismo en Cuba. Tal vez sea ése el riesgo si llegara el caso. Por eso el Gobierno pretende evitarlo conservando el régimen para mantener la equidad. Pero la equidad es tan exigua que no da para casi nada. La "canasta básica", subsidio o cartilla de racionamiento mensual por persona que regala el Estado, cada vez alcanza para menos días. Son visibles las carencias de alimentos básicos, como las patatas, que no se encuentran, o el alto precio de una caja de leche de un litro, 2,3 dólares, o una manzana un dólar. De ahí que la forma de "resolver" la supervivencia viene de la mano de los negocios ilegales.

La política y la economía van por derroteros diferentes en Cuba. De ahí que la popularidad de Obama en la isla sea del 80 por ciento y la de Raúl Castro del 45%. Entendiendo por popularidad la aceptación. El descontento con el sistema económico es del 79 por ciento. Y la insatisfacción con la falta de libertades del 49%. Según una encuesta hecha en marzo. La Yuma (EE UU) sigue siendo una referencia de progreso por encima del pensamiento ideológico.

Todavía el pasado 10 de diciembre, día de los derechos humanos, la Policía secreta cubana tomó la capital, como todos los años en esa fecha, para que no hubiera ni la más mínima manifestación pública de la oposición. Una oposición cada día más deteriorada, con el fallecimiento de Osvaldo Payá en 2012, en un accidente de coche o la muerte de la líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, en 2011. Aunque hay otros opositores que ostentan diversas titularidades, no tienen la fuerza suficiente para presentar una sola voz que pudiera ser interlocutora válida con el Gobierno si llegara el caso. Obama sabe que su misión no es cambiar un sistema político, aunque lo desee, sino ofrecer una relación de entendimiento, buena vecindad y mejora económica. Que ése sea el camino hacia un régimen diferente sólo puede depender de la voluntad de Raúl Castro. Dentro del mismo Gobierno hay tendencias diferentes. Además, el Ejército tiene el poder sobre la economía, y seguro ya se está situando, desde las instituciones públicas, para no perder su parte del beneficio del cambio.

Esas respuestas del cubano a la pregunta del turista de cómo va el país, lo de "maomeno, yatúsabe, noefásil", como forma de decir algo sin decir nada y dejando la puerta abierta a la interpretación libre del interlocutor, puede cambiar, pero sólo cuando la economía particular mejore y las libertades públicas se vislumbren en un horizonte sin enfrentamientos civiles.

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