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DIEGO CANGA | Director de Relaciones Multilaterales y Productos Agrícolas en la CE

"Se abrió el mayor mercado del mundo, deberíamos haberlo aprovechado mejor"

En aquel principio, cuando "los de las comunidades" percibían las miradas torcidas, Jesús Arango, economista y entonces consejero de Agricultura del Principado, lidiaba con la fuerte oposición a la aplicación del recién suprimido sistema de cuotas lácteas. Era cuando "parecía que se iba a acabar el mundo" y alguien previno "negros nubarrones sobre la economía asturiana". Él tuvo que defender ahí las cuotas, recuerda, como alternativa fiable para transformar un sector lechero que estaba pidiendo un repaso a gritos, que "hoy nos parece como de otro mundo", que estaba "anticuado y obsoleto" y tenía la cabaña en una proporción importante sin sanear, que pudo a la postre haber sido el de más intensa reconversión de los que remolcaban la economía asturiana. "Hablábamos entonces de 32.000 explotaciones lecheras con una producción media de 18.000 litros anuales"; "hablamos hoy de menos de 3.000 explotaciones y una media de más de 200.000 litros". Estaban hablando, resume, de una modernización "que había que hacer en todo caso y que la entrada en Europa forzó y fomentó, porque España nunca habría tenido fondos para pagar el billón de pesetas que entró en el país en ayudas al sector agrario".

Hasta ahí las luces. La sombra, el "punto débil", le dice que el evidente avance en la actualización y automatización de las explotaciones echó en falta la compañía de otra modernización, "la de la gestión técnico-económica. A diferencia de Francia, aquí carecemos de un seguimiento de los costes de explotación, no hubo una preocupación de la Administración en esa materia" ni tampoco, ampliando el análisis al conjunto del tejido productivo de la región, pericia para aprovechar que con la firma de aquel tratado del 85 se abría "un mercado único de quinientos millones de personas, el mayor del mundo en capacidad adquisitiva". Dicho como lo explica Arango, y sin perjuicio de la certeza de que la adhesión "supuso abrir la economía española y asturiana", el economista avanza que "tendríamos que haber estado más predispuestos a aprovechar esas potencialidades". "Cuanto más pequeña sea una economía", reflexiona, más importancia debe tener el volumen de su base exportadora para conseguir un balance positivo". Y Asturias, con Europa abierta de par en par, no aprovechó tanto como podría, a su juicio, ninguna de las dos formas de exportar: llevar el producto al consumidor o acercar al consumidor al producto, aspecto éste que le remite a las dificultades para atraer turistas extranjeros a Asturias.

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