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El futuro es otra encrucijada

La firma del avilesino Fernando Morán, ministro de Asuntos Exteriores en el primer gobierno de Felipe González, en el tratado de ingreso de España en la Comunidad Europea abrió para España las oportunidades y la incertidumbre del mercado más poderoso del mundo. Treinta años después, el cumpleaños de aquel paso al frente encuentra a Asturias en otra encrucijada. A una distinta de la de 1985, a una que deriva del cambio en las reglas de reparto de la financiación europea para el periodo 2014-2020 y que ha enviado al Principado al grupo de las regiones "ricas". Las ampliaciones han eliminado las ayudas "gratis", las derivadas de la posición relativa de la renta asturiana, y lo que queda es, en expresión de Pablo López, "prepararse para coger el tren". Compitiendo en pie de igualdad con la élite del continente, la región vive obligada a identificar "los elementos tractores de su economía" y a componer proyectos, expone Gonzalo Riesgo, capaces de combatir en un terreno donde "todo gira en torno a la innovación y el conocimiento". "El gran desafío", abunda Pedro Cervilla, consiste en "ver a la UE ya no como una caja que te da dinero, sino como un lugar de intercambio de experiencias y conocimientos que obligan a ir hacia programas de mucho mayor valor añadido". En ese contexto, asegura Paz Andrés, el esfuerzo se redobla desde que la crisis ha alterado todos los parámetros ya demás "los fondos europeos potencian actividades, como las nuevas tecnologías, en las que Asturias no es puntera".

Pedro Cervilla ajustó los engranajes del mecanismo en el comienzo, dirigió la oficina europea del Principado en los albores de la integración y es ahora, desde 1994, el director del servicio jurídico del Comité de las Regiones. Con esa base invita a considerar el cambio radical y la modernización de la economía de la región para adjudicar a Europa una porción esencial de la responsabilidad de la transformación. Observa también, eso sí, que después de aquel impulso avanzado inicial sobrevino "quizás un cierto cansancio". Que a la "edad de oro" sucedió un acomodo que se llamará decaimiento en la voz de Paz Andrés Sáenz de Santamaría, catedrática de Derecho Internacional de la Universidad de Oviedo, que sitúa el cambio a mediados de los noventa y precisa que en torno a ese momento "se empezó a privilegiar la apariencia sobre la eficacia" hasta componer una impresión general en la que Asturias en su relación con la UE "lleva demasiado tiempo viviendo de las rentas y del impulso que algunos supieron darle en los tiempos iniciales de nuestra incorporación". Son treinta años de nubes y claros, de acelerones y frenazos.

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