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Gestación subrogada, el último grito

Proliferan padres y madres que recurren en el extranjero a una técnica que no está permitida en España y que enfrenta a gays con feministas

Lleva al bebé en su útero. Al dar a luz, sin embargo, lo entrega a otra persona o pareja con quienes ha acordado la gestación de un embrión fecundado in vitro con la carga genética de quienes ejercerán como padres. Así funciona la gestación subrogada, el último gran cambio en la maternidad. El proceso ha abierto un gran debate en España y a él recurren mujeres con sus órganos reproductores dañados. Y también parejas homosexuales, especialmente las formadas por hombres, cuya única opción más allá de la adopción de un niño reside en encontrar una mujer que acceda a prestar su vientre para hacerles padres. "He tenido dos casos de mujeres que por una negligencia médica perdieron el útero y su única alternativa era la subrogación". El doctor Ignacio Arnott, que dirige el instituto de reproducción humana FIV4, destaca que tras sufrir percances médicos o ante la imposibilidad de engendrar, hay mujeres que donan sus óvulos y los fecundan con el semen de sus parejas o de un donante en el vientre de una tercera persona.

Se vuelven a la subrogación como su última vía para la maternidad biológica. Un camino que las empuja al extranjero, ya que la técnica no está permitida en España. "No es fácil, hay que estudiarlo mucho", apunta Arnott, miembro del Comité de Ética de la Sociedad Española de Fertilidad. En el debate se encuentran posturas con distintos enfoques biológicos, sociales, económicos y éticos, y para generar un contexto legal que aborde la materia se necesita un debate muy amplio: "No es un tema baladí".

Como ejemplo expone que ante complicaciones que puedan afectar al bebé y que puedan justificar un aborto, se debería establecer si es la gestante o la pareja para la que está llevando el embarazo quien decide si realizar la interrupción o no. Muchas situaciones similares, dice, podrían darse durante el proceso, algo a tener muy en cuenta a la hora de elaborar una ley al respecto. Y mientras España tiene pendiente elaborar una normativa al respecto, la gestación subrogada, a la que han recurrido personalidades mediáticas como Cristiano Ronaldo y Miguel Bosé, crece cada vez más. "Ya hay más hijos por el empleo de esta técnica que por adopción internacional", expone el ginecólogo Pedro de la Fuente, del Centro de Fecundación In Vitro de Asturias (Cefiva).

Ante la imposibilidad de hacerlo aquí, muchas parejas se van a países como Estados Unidos, Grecia o Rusia y "pagan muchísimo dinero" para realizar el proceso. "La sociedad está madura para afrontar el debate", destaca el doctor, para incidir después en que la legislación deberá tener en cuenta los distintos tipos de solicitantes a la hora de regular esta técnica. "Como el matrimonio de personas del mismo sexo ya está permitido habría que avanzar para permitir este tipo de procesos", comenta el ginecólogo, que asegura que a lo largo de los últimos años "en la consulta nos hemos ido adaptando con naturalidad" a los cambios que han surgido en torno a la maternidad.

Más allá de los profesionales de la fertilidad se ha generado un intenso debate en la sociedad en el que han chocado posiciones radicalmente enfrentadas. Pedro Fuentes, presidente de asociación de familias por gestación subrogada "Son Nuestro Hijos", incide en que "es la única técnica de reproducción asistida que no se aplica en España", a pesar que el derecho internacional recoge el de formar una familia. Apunta también que mientras se responde a quien solicita óvulos o semen, "no se permite pedir ayuda a los que piden una gestación por sustitución". Esgrime, además, que el Parlamento Europeo ha pedido a los gobiernos de los distintos países que regulen la materia para impedir que los demandantes emigren y sean "carne de cañón para quien explota a familias" lucrándose con la gestación forzada: "¿Qué hay que hacer para evitar el tráfico de órganos? Regular los trasplantes". Al otro extremo de la postura que sostiene Pedro Fuentes, y con muchas otras más moderadas por el medio, se encuentra la de la presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas de Asturias.

"Se trata de vientres de alquiler. Gestación subrogada es sólo un eufemismo que se utiliza para referirse a la compra de bebés y al uso del cuerpo de la mujer como si fuese un horno", señala Blanca Esther Aranda. Muy crítica, alega que el deseo de paternidad o maternidad "no es un derecho" y habla con dureza de quienes deciden "pagar a una señora para que dé a luz por ellos". Del mismo modo, lamenta que mientras las adopciones están sometidas al control de la Administración, el "certificado de idoneidad" en la gestación subrogada "es el dinero". Los precios de este tipo de procesos, dice, van desde los 10.000 euros en Ucrania o la India hasta los 120.000 euros en California. "No sólo las feministas estamos en contra", dice Blanca Esther Aranda antes de pedir que no se inicie un proceso de legislación sin abordar primero el debate ético.

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