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Franco ha vuelto: diario de un rodaje de Mercero en Asturias

El realizador vasco, fallecido la semana pasada, filmó en 1987 en minas de Langreo y San Martín del Rey Aurelio varias escenas de "Espérame en el cielo", una tragicomedia sobre el supuesto doble del caudillo

A buena parte de los españoles que han estudiado la EGB les pasó lo mismo. Fue enterarse de que Antonio Mercero había muerto y se les vino a la cabeza la cara desencajada de Pancho y su grito agónico. "¡Chanquete ha muerto!". ¡Mercero ha muerto! La vida del realizador y guionista vasco llegó a su fin la semana pasada. Tenía 82 años. El alzhéimer ya había borrado su memoria, pero no la de los españoles, que no olvidan "Verano azul", pero también otras series como "Farmacia de guardia" y "Turno de oficio", telefilmes como "La cabina" y películas para todos los públicos como "La guerra de Papá", "Tobi" y "Espérame en el cielo", tragicomedia sobre el supuesto doble de Franco que se rodó parcialmente en Asturias.

Fue en 1987 y supuso un cambio de rumbo en la trayectoria audiovisual de Mercero que luego rectificó. Así lo contaba el propio cineasta: "Cuando terminé el rodaje de 'Turno de oficio', me planteé dejar de hacer series. Las películas por capítulos son agotadoras. Entonces me entregué de lleno a una idea que yo tenía por los años 60. En aquella época se decía que Franco tenía un doble que, en los momentos de posible peligro para su vida o de tensiones graves, sustituía al general. La historia me subyugó y pensé que sería un personaje insólito y muy bonito llevar su historia al cine. Tuve mis dudas sobre si era el momento adecuado para contar esta historia, porque estábamos a sólo doce años de su muerte. Pero ya se había hecho 'Dragon Rapide' y eso me animó. Además, cuando las cosas te vienen a la mente es porque ha llegado el momento de hacerlas". Y las hizo.

En el guión de la película, además de Mercero, participaron su colaborador habitual, Horacio Valcárcel -fallecido también este mes-, y Román Gubern, maestro de historiadores del cine. El actor argentino José Soriano encarnó a Franco y a su doble, Paulino Alonso; José Sazatornil, "Saza", desempeñó el papel del instructor y Chus Lampreave el de esposa de Paulino, un modesto comerciante que es detenido por la Policía y llevado a los sótanos de El Pardo, donde le adiestran para suplir al Generalísimo en las situaciones de riesgo. En el reparto también figuraba el actor mierense Pedro Civera y como extras cientos de asturianos que participaron en las escenas que se rodaron en Sama, en Langreo, y en el alto de La Colladiella, en San Martín del Rey Aurelio, en las que el doble de Franco se ponía a prueba visitando el polvorín de las cuencas mineras del centro de Asturias.

Antonio Mercero escribió un diario de rodaje de "Espérame en el cielo", unas notas que meses después los organizadores del Certamen Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao pasaron a limpio e incluyeron en la descatalogada publicación "Antonio Mercero, 25 años de cine", un homenaje al realizador vasco en el ecuador de su carrera. Así contaba Mercero sus días de rodaje en Asturias en la lluviosa primavera de 1987:

10 de junio. Miércoles. Día agotador. Iniciamos el rodaje a las siete de la mañana, acabándolo a las doce y media. Por la tarde sesión de montaje y de noche viajo en coche-cama a Oviedo, donde comenzaremos el rodaje de las minas. (...) Antes de salir de viaje, me llama un periodista de "Liberation" para hacerme una entrevista.

11 de junio. Jueves. Me recibe un Oviedo encapotado y lluvioso y una gente cordial. Veo los escenarios naturales de la mina El Fondón de Hunosa, y el interior de la galería en La Colladiella, y compruebo que se han realizado unas buenas localizaciones.

Y una vez más me sorprendo al constatar cómo la vida es más fantástica que la propia fantasía. La mina, la galería en la que vamos a rodar, termina en un muro con un altarcito y una imagen religiosa. Lo que nosotros habíamos escrito en el guión.

Por la tarde ruedo en el taller de lampistería de la mina la escena en la que Saza y Cambres, el instructor y el cura, visten de minero al doble de Franco. El departamento de producción pretendía que esta escena se rodara en Madrid, así se reduciría el tiempo de estancia en Asturias y habría un ahorro económico. Yo aduje que en Madrid ese escenario sería tópico y convencional, y que había que hacerlo en Oviedo. Y tenía razón. El taller de lampistería resulta un escenario original e insólito. En él los mineros depositan sus lámparas en una especie de cajoncillos, y allí se van cargando las baterías. Es un escenario lleno de puntos de luz y totalmente congruente para nuestra escena. Imposible de encontrar en Madrid.

Llegan fotógrafos y periodistas y me entrevistan para LA NUEVA ESPAÑA.

12 de junio. Viernes. Hoy los asturianos habrán sentido un pequeño estremecimiento al leer la prensa de la mañana. En la portada de LA NUEVA ESPAÑA, y bajo una foto de Pepe Soriano vestido de caudillo, se leía: "Franco en el Fondón". En páginas interiores se aclaraba el equívoco.

Rodaje en la mina situada en lo alto de La Colladiella. Carretera estrecha llena de curvas, valles impresionantes y potrillos salvajes que se nos colocan delante del coche y corren asustados, hasta que la yegua madre nos sobrepasa, y con un golpecito cariñoso los separa de la carretera y los tranquiliza.

Llueve a cántaros, pero nosotros rodamos bien y seguros en el interior de la galería, hoy abandonada. La lluvia nos preocupa para mañana.

13 de junio. Sábado. Entre sueños he oído llover toda la noche. Y mientras voy en el coche, camino de Sama y La Felguera, envuelto en un mar de lluvia, pienso en los 200 extras contratados, en la banda municipal de Sama, en el grupo de coros y danzas, en el Rolls Royce, el Cadillac y las seis motos venidas de Madrid con sus correspondientes conductores, y me echo a temblar pensando en que no sea posible el rodaje.

Esperando a ver si escampa, rodamos en el montacargas de la mina. Asusta un poco ese descenso en picado hasta 300 metros de profundidad. La cara de susto de Pepe Soriano debe ser auténtica. Haciendo tiempo a que deje de llover, nos entrevistan para Radio Cadena. Uno de los periodistas me cuenta que allí mismo, junto a la mina, hubo un campo de concentración después de la Guerra Civil. Allí redimían sus penas por el trabajo muchos republicanos, entre ellos su padre. Por lo visto, Franco iba a visitar la mina, allá por el año 1941, pero el día antes de la llegada el capataz que mandaba a los presos (hombre cruel y muy odiado) fue asesinado. Y Franco pasó de largo, sin detenerse en la mina.

Como no deja de llover, hay que optar por rodar así, bajo paraguas y encharcados, conscientes de que la lluvia no se impresionará en la película aunque sí, naturalmente, todo el ambiente lluvioso.

La llegada de los coches y las motos, las banderas, los gritos de ¡Franco, Franco, Franco!, y el himno nacional sonando nos hacen estremecer. Nos miramos entre asustados y asombrados. Uno de los niños del rodaje, Juanito Mazón, de 10 años, me pregunta: "Oye, ¿quién era Franco?". Sonreímos y nos quedamos relajados.

Acabamos el rodaje, difícil por la lluvia y por la cantidad de gente, tensos y cansados.

Comemos el equipo completo en un restaurante de La Felguera, y los Antonios, que hoy es nuestro santo, invitamos a champagne.

Vuelvo a Madrid contento, reconociendo que ésta ha sido una semana de rodaje muy dura, probablemente la más dura de toda la película.

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