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Reportaje

Cuenta atrás para que asturias sea capital para la nasa en la misión “lucy”

Veinte observadores buscarán con 22 telescopios desde gijón entre el 27 de septiembre y el 1 de octubre los secretos de unos asteroides fundamentales para conocer mejor el sistema solar y el origen de la vida

Misión Luci

Comienza la cuenta atrás. Asturias será entre el 27 de septiembre y el 1 de octubre un escenario capital para la NASA en su aventura de conocer el secreto del origen de la vida hace más de 4.000 millones de años. La Escuela de Marina Civil de Gijón es el paraíso terrenal para 22 telescopios de 40 centímetros de diámetro que servirán a más de 20 observadores de la agencia espacial estadounidense para “viajar” a los dominios de Júpiter y explorar la forma, el tamaño y la velocidad de giro del asteroide Polymele, que comparte órbita con el planeta (de ahí que se le califique como “troyano”), y cuya composición podría ser la misma que los planetas exteriores del sistema solar. Es decir: la información ayudaría a entender el origen de la materia orgánica.

Con los datos recogidos desde el Principado en un proyecto con el que colabora estrechamente el Instituto Universitario de Ciencias y Tecnología del Espacio de Asturias (ICTEA), entidad perteneciente a la Universidad de Oviedo, se alimentará la misión “Lucy”, una sonda lanzada a mediados de octubre y que analizará el cuerpo y el “alma” de los troyanos, cuerpos de nuestro sistema solar primitivo “prisioneros” de órbitas estables y agrupados en dos enjambres que escoltan a Júpiter en su rumbo alrededor del Sol.

¿Por qué “Lucy”? Es un homenaje al homínido más antiguo conocido. Tardará muchos meses en llegar a su destino. Le esperan 12 años de trabajo estelar.

De momento, los expertos de la NASA observarán durante esos cuatro días con los 22 telescopios un fenómeno de ocultación. Todos apuntarán al mismo tiempo a Júpiter a la espera de que el asteroide se cruce entre el observador y una estrella llamada v20200923194353. Ocurre que en ese momento habrá una bajada de brillo que subirá el volumen de información.

Plan de “vuelo”: el día 27 se montarán los 22 telescopios en un acto abierto al público y que permitirá a los observadores nacionales y extranjeros tomar contacto con los sofisticados equipos y facilitar los planes de la agencia espacial en Asturias para los próximos años. La misión “Lucy”, liderada por el astrónomo Marc Buie –que da nombre a un asteroide–, tendrá mucho apoyo externo gracias a la campaña de reclutamiento entre la comunidad astronómica amateur nacional. Objetivo: 50 voluntarios.

Adriana Ocampo

La cita en Gijón responde a las “relaciones históricas”, en palabras de Javier de Cos, director del ICTEA, de esta institución con una de las directoras científicas de esta misión, la colombiana Adriana Ocampo Uría, con raíces en la localidad maliayesa de Coro (Villaviciosa). Y, claro está, porque el Principado “se encuentra bien ubicado para observar el evento”.

Olga García Moreno, del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo, explica a LA NUEVA ESPAÑA que “nos encontramos ante un evento muy emocionante y yo diría que esperanzador en estos tiempos de pandemia. Elevar la mirada al cielo es siempre motivo de ilusión y en esta ocasión la misión ‘Lucy’ va a mirar con detalle unos mundos inexplorados, lo que va a permitirnos obtener datos esenciales para entender mejor el origen del planeta que todos habitamos y del Sistema Solar en general”.

García Moreno afirma que “quizá muchos se pregunten para qué sirve la exploración espacial y yo les diría que es una de las mejores maneras de conocer a fondo la Tierra, nuestra casa ¿a quién no le interesa conocer bien el origen y funcionamiento del lugar que habita? La geología planetaria nos permite dar respuesta a estas cuestiones y con esta misión la humanidad avanzará en este sentido. La parte de la misión que se va a desarrollar estos días en Asturias nos hace protagonistas de esta fantástica exploración y demuestra que nuestra región tiene un excelente tejido de base tanto tecnológico, como científico, pero sobre todo de investigadores e instituciones preparadas para reconocer, albergar y desarrollar esta extraordinaria misión”.

El papel estelar de Asturias debe mucho a Adriana Ocampo, que inició muy joven su carrera en ciencia planetaria, primero como voluntaria de la NASA en el Laboratorio de Propulsión a Reacción, durante el verano, y más tarde, siendo ya universitaria, como empleada. Ha trabajado en un número importante ce proyectos de la NASA sobre ciencia planetaria, incluyendo la sonda espacial Juno de la misión a Júpiter, la misión a Plutón y el OSIRIS-Rex, misión para el análisis de muestras del asteroide. Además de ser responsable de la colaboración de NASA con la Agencia Espacial Europea sobre la misión a Venus y con la Agencia de Exploración Aeroespacial japonesa.

Su curriculum es brillantísimo, con momentos clave como el descubrimiento del cráter del Chicxulub, la huella que dejó el impacto que causó la extinción de los dinosaurios y del 50% de las especies que poblaban la Tierra. “Fue un reto grande”, reconoció a este diario, “pero siempre hay que seguir nuestros sueños y convertir los no en sí; los fracasos son parte del éxito también”.

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