El atentado en el despacho de abogados Laboralistas, situado en la calle Atocha de Madrid, en enero de 1977 fue un hecho clave en el desenvolvimiento de la transición a la democracia en España, y así lo valoran todos los estudiosos de ese período de nuestra historia. Hasta ahora, la gran mayoría de los estudios de la transición se pueden considerar lineales, planos, incluso dan a esa transición un carácter casi mágico o milagroso.

Desde mi punto de vista, es preciso profundizar en los estudios críticos sobre la transición. Muchos temas claves de la misma, como la violencia política, la influencia internacional, el protagonismo colectivo y no sólo individual o la legitimidad histórica de la democracia, son factores marginados de esa historia.

La clave de este proceso puede estar en la falsa valoración del franquismo que se mantiene en España. Una distorsión histórica que hay que aclarar para ser fieles a nuestra verdadera historia. Teniendo todo eso en cuenta, acaso tendría sentido hablar solamente del proceso de «restablecimiento de las libertades en España» a finales de los años setenta.

El atentado en Atocha forma uno de los goznes del camino abierto a la democracia, constituye el «código genético» de la democracia española.