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Más de una hora de cola para subir al Fito

Los turistas lamentan la "falta de control" en el mirador, desbordado por el aluvión estival

Atasco de coches en el acceso al mismo JUAN PLAZA

Las aglomeraciones, la falta de infraestructuras y el movimiento turístico desmesurado han llegado también a Parres. El Mirador del Fito es uno de los hitos más visitados del concejo y, desde que comenzó el verano, la carretera AS-260 -que une Arriondas con Colunga- es un hervidero de vehículos y se ha convertido en aparcamiento de muchos.

"Llevamos aquí una hora, de reloj", calculaba Antonio López en una cola que se alargaba desde el mirador hasta el aparcamiento desde el que se asciende a las vistas de "más de 100 kilómetros de costa acantilada y playas, y otros tantos de montaña" que recorren parte de la Reserva Natural de Sueve, el Parque Natural de Ponga y el Parque Nacional de los Picos de Europa. "Las vistas, eso sí, merecen la pena", pero el acceso "es francamente mejorable". Antonio, acompañado de Inmaculada López y Coral Parro, llegó de Madrid para pasar unos días en el norte, huyendo de masificaciones. "Pero nos encontramos con un lugar totalmente abarrotado", lamentan. Mientras guardaban su turno para subir a ver las villas de Ribadesella, Caravia, Colunga, parte de Parres, Cangas de Onís y Covadonga, comentaban la necesidad de "un controlador que vele por el cumplimiento de las normas, tenemos que subir de dos en dos o, como mucho, de tres en tres, y resulta que podemos estar aquí pegados más de una hora de espera", criticaron.

La falta de aparcamientos "es realmente criticable" porque "uno puede dejar el coche en una curva si sabe que va a tardar cinco minutos, pero aquí vienes y no sabes cuánto vas a estar esperando para poder subir", lo que complica "un mal estacionamiento". De lo malo, "podemos disfrutar del paisaje, del vuelo de los buitres y de unas vistas realmente espectaculares".

Eso le compensaba también a Cris Durán y Carlos Medino, que, procedentes de Madrid, llegaron para hospedarse en Cangas de Onís. "No esperábamos encontrar a tanta gente aquí, ni que esto estuviera tan desbordado de vehículos", lamentaban mientras guardaban su turno para asomarse al mirador. "No me parece que aquí estén poniendo límites y es algo que no comprendemos del todo teniendo en cuenta la situación del país", agregaban.

Asentían, junto a ellos, Alberto Suárez y Gonzalo Sierra, de Toledo. "Tuvimos que esperar más de veinte minutos para poder aparcar y estábamos a punto de irnos cuando, al fin, un coche dejó su sitio en el arcén de la carretera. Aun así, hemos dejado el coche ocupando parte de la calzada, el resto está igual, así que entendemos que es algo que se permite", aducían al tiempo que lamentaban que no hubiera infraestructuras cerca para poder estacionar con comodidad. "Si nos venden un producto turístico, lo lógico es que tengan capacidad para que vengamos a verlo", criticaban. Pero no siempre sucede así, y de eso el Oriente de Asturias está dando buena cuenta este verano, con caravanas constantes y caos circulatorios frecuentes en determinados puntos conflictivos.

"Pero yo creo que hay que cambiar el punto de vista, si venimos a ver naturaleza tenemos que buscar alternativas para acceder a ella de la forma menos lesiva posible", apuntaba Miriam Regidor, que llegó con su hijo Jorge Pascual de Zaragoza. "Nosotros procuramos utilizar bicicletas o ir caminando, no podemos pretender venir a sitios como Asturias y tener un aparcamiento a pie de cada atractivo turístico, estamos en agosto y hemos notado un exceso de gente, pero lo que debemos hacer es evitar sitios en los que no quepamos todos", zanja.

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