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El pasadizo del amor de Alfonso VII

Aparecen restos en Soto de un túnel que los vecinos relacionan con la leyenda del paso que construyó el rey para encontrarse con su amante, Gontrodo Petri

El pasadizo del amor de Alfonso VII

Esta es toda una "love story" medieval y allerana. Era el año 1132 y Alfonso VII de Castilla había viajado al concejo para sofocar una rebelión del conde Gonzalo Peláez. En una batida por Aller, conoció a Gontrodo Petri. Quedó tan desarmado por su belleza, que empezó a pensar más en el amor que en la guerra. De su idilio nació Doña Urraca, la Reina de Asturias. Dicen que el noble estaba tan loco de amor que mandó construir un pasadizo subterráneo, entre Soto y Pelúgano, para encontrarse con Gontrodo. Y eso del túnel... ¿Es una bonita leyenda? Eso pensaban en Soto hasta que, hace unos días, aparecieron los restos de un pasadizo subterráneo. Los vecinos dicen que tiene que ser el "pasadizo del amor" que tanto recorrió Alfonso VII para abrazar en la intimidad a su amante.

El curioso hallazgo está en cada corrillo que se forma en el pueblo. "Hombre, puede ser de aquella época. Lo que no sé es si se construyó para que Alfonso VII pudiera ver a la moza. Parece difícil de imaginar una obra de esta envergadura en la época, pero quién sabe". Lo dice César Álvarez, que vive justo enfrente de la finca en la que han aparecido los restos del túnel. No recuerda haber visto nunca una construcción en el lugar.

Un dato más: los terrenos en los que ha aparecido la construcción subterránea son de los mismos propietarios que la torre de Soto. La parcela está alquilada a un vecino de la localidad que, hace unas semanas, inició una obra para mejorar los accesos. Movió la tierra y no apareció nada pero, unos días más tarde, una vaca se hundió en el terreno. "Ahora tiene más tierra tapándolo, pero entonces vieron que había un túnel que hacía curva", señala José Manuel Blanco, otro vecino que participó en el sorprendente descubrimiento. Y la curva se dirigía a la torre medieval.

El primer propietario documentado de la torre es Pedro Díaz, alcalde y caballero principal del concejo de Aller. Estaba casado con María Ordóñez y tenían, según los testimonios recogidos en el concejo, un hijo varón y tres hijas. La más guapa, dicen, era Gontrodo.

"Era preciosa. El rey no era tonto, ¿sabes?", dice con sorna Eva Fernández, presidenta de la asociación de vecinos de Pelúgano y conocedora de la historia. Y es que en Pelúgano terminaba el túnel, según la narración, porque Alfonso VII vivía en el palacete. Asegura la representante vecinal que "cuando se hicieron unas obras para preparar un lagar en el palacete, también aparecieron restos de un paso subterráneo". Esa prueba, que recuerdan con absoluta nitidez en el pueblo, está ahora tapada por la construcción.

De Pelúgano a Soto hay siete kilómetros. Era la distancia que Alfonso VII tenía que recorrer para ver a su amante. Dicen que, a falta de "WhatsApp", la relación empezó con un miembro de la corte que llevaba los mensajes de casa en casa. Cuando la relación prosperó, se volvió clandestina. El noble estaba ya casado con la reina Berenguela de Barcelona, pero nada en aquella época impedía que un hombre de su posición tuviera amantes y presumiera de "harén".

Era Gontrodo la que no podía exponerse. Y, en este punto de la historia, hay dos versiones. Unos vecinos dicen que la bella allerana era demasiado joven para el amor. Que sus padres le prohibieron ver al noble porque no querían idilios, ni siquiera sobre un colchón de oro. Otros, que Gontrodo ya estaba casada con Gutierre Sebastiániz, y que el rey quería mantener intacta la honra de su amante.

Si alguien conoce la torre de Soto y su historia, ése es Secundino Solís. Ha vivido siempre frente a la construcción medieval y pasa las mañanas sentado en el banco que reposa sobre sus muros. "Yo siempre escuché que ella estaba soltera cuando andaba con el rey, pero es que era muy guapa y los padres la mimaban mucho", explica. Sobre el pasadizo ha escuchado historias, que ahora le parecen más creíbles: "Era un hombre con poder, si quiso pudo construirlo". Ni todo el poder del mundo pudo ocultar aquel amor legendario. Luego nació Doña Urraca, y el resto ya es historia.

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