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NICE LENG'ETE | Premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional

"Los hombres temen a las mujeres poderosas"

Nice Leng'ete. MUEL DE DIOS

Cuando le llegó la hora a Nice Leng'ete tenía apenas 8 años. Su tío se presentó en casa de su abuelo y dijo: "Estoy circuncidando a mis tres hijas, así que, por favor, necesito a Nice y su hermana en ese grupo". Aunque forma parte de un ritual ancestral, las ceremonias de mutilación genital femenina resultan muy caras para las comunidades africanas y, como explican sus líderes, "es mejor cuando tienes muchas chicas". El día de la ceremonia, como marca la tradición, se levantaron a las cuatro de la mañana para ducharse con agua fría porque creen que así no se notará el dolor, lo cual no tiene mucho sentido.

Pero Nice y su hermana -tres años mayor- se subieron a un árbol y se escondieron. No corrieron la misma suerte sus primas. Pero su tío insistió y convocó una nueva ceremonia para que las muchachas, según la costumbre masai, pasaran de niñas a mujeres. Como no podían esconderse, la hermana de Nice le dijo que ella se sacrificaría por las dos. Leng'ete subió al mismo árbol y luego se refugió en el internado, donde el resto de chicas, que no eran masais, no entendían esa práctica. "Ser una mujer en África significa que tienes que luchar por tu vida y demostrar al mundo que tienes que creer en ti porque hay tantas violencias contra las mujeres, una de ellas la ablación genital, que no se te considera una mujer de verdad si no has pasado por ella", certifica esta joven masai, considerada una auténtica guerrera por haber logrado evitar ser víctima de esta práctica.

Esta keniana, elegida una de las cien personas más influyentes del mundo en 2018 por la revista 'Time', lucha para que ninguna mujer tenga que pasar por ese trance. Es la embajadora de Amref, organización galardonada con el premio "Princesa de Asturias" de Cooperación Internacional, en el trabajo con las comunidades masai y samburu para evitar la continuidad de la mutilación genital femenina.

Quien consiguió que la dejasen de perseguir fue su abuelo. Al ser uno de los mayores de la comunidad, era escuchado y respetado. "Ahora hay más hombres que aceptan casarse con mujeres que no han pasado por la ablación y más líderes que la denuncian", celebra esta joven masai. Pero aún queda mucho recorrido.

"A los hombres siempre les da miedo el empoderamiento de las mujeres, tanto en el ámbito educativo como en cuestiones relacionadas con el desarrollo, así que no es fácil convencerlos de todo esto", reflexiona Leng'ete, que luce, como sus compañeros de Amref estos días en Oviedo, la camiseta roja de la organización. Empoderar significa hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. Leng'ete ha logrado ciertos avances en este sentido.

Una fina trenza al lado derecho de la cabeza hace intuir su origen masai. Habla despacio. Piensa. Y reescribe, a cada palabra que pronuncia, la historia de las mujeres de su comunidad. La clave, indica, es la paciencia. El cambio llegará. "Los hombres son los que toman las decisiones, tienen el poder y el liderazgo y se les escucha. Ellas no deciden nada que les ataña directamente", sostiene. Por eso, el denominado programa "Ritos de paso alternativos" ha permitido dotar a las mujeres de su comunidad de cierto liderazgo. La ablación es el paso previo al matrimonio y a una maternidad temprana. El problema, agrega Leng'ete, es que a las niñas sometidas al trauma de la mutilación genital -a algunas de ellas las ha visto desangrarse ante sus propios ojos- les imponen una doble condena: "Les niegan la posibilidad de tener acceso a la educación". Los "Ritos de paso alternativos" permiten, sin abandonar la cultura masai, introducir determinados cambios de comportamiento. "Concienciamos de los peligros de la ablación y sobre derechos reproductivos y sexuales, y lo hacemos de forma distinta porque los hombres y las mujeres no pueden hablar juntos de estas cosas", asevera. Y eso se logra con formación. Durante tres días conciencian a las niñas sobre estas cuestiones. Luego reagrupan a la comunidad. "Y los líderes religiosos las bendicen, las hacen mujeres sin pasar por el rito de la mutilación genital. Las bendicen dándoles libros y lápices para que se puedan convertir en formadoras", continúa Leng'ete, feliz por poder trasladar desde Oviedo al resto del mundo el mensaje de Amref. "Este premio es un regalo", afirma.

Con el trabajo de la última década han podido evitar que 16.000 niñas como Nice pasaran por la mutilación genital. La ablación significa dejar la escuela y casarse. Sólo los chicos reciben educación hasta la edad adulta. Pero no es sólo eso. Las mujeres en África tampoco tienen oportunidades en el ámbito político. Ni en el empleo. Cuando convencen a los hombres de la importancia de erradicar la mutilación genital, ellos preguntan: "¿Con quién nos vamos a casar ahora?". "Tienen la sensación de que se les hurta esa posibilidad", subraya Leng'ete, que reivindica que todas las jóvenes puedan llegar a ser la mujer de sus sueños, independientemente del lugar del mundo donde han nacido. "Si no invertimos en educación, no se pondrá fin a las violencias de género", sentencia.

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