Navalín (Castropol),

Jorge JARDÓN

«Si la leche empieza a bajar, la situación será peor que la que había». Así sentencia Marcelino Pérez Prieto, quien comparte, mediante una sociedad civil, la ganadería con su mujer y con su hermano y la esposa de éste. Se trata de una de las ganaderías más prestigiosas y pujantes del Occidente. Dispone de 195 cabezas de ganado, de las que 120 son madres y el resto son de recría. Se trata de la conocida granja Navalín, que produce cada día 3.100 litros de leche, contando con una cuota de 1.125.000 kilos, la cual se ha incrementado con la inversión de 96.000 euros, si bien los responsables de la ganadería señalan que, si tratara de venderla ahora, no valdría ni la tercera parte. El padre de Marcelino Pérez -que en 1965 tenía 15 vacas- permaneció activo hasta hace cuatro años; él se incorporó a la explotación hace 30 años.

La producción de sus reses arroja una media de 10.100 litros por vaca y año, pero la rentabilidad diaria varía según las circunstancias; así, ahora «tenemos 45 vacas recién paridas, dándose una media por vaca más alta», matiza.

Como el resto de los ganaderos, Marcelino Pérez se alarma ante la subida de los precios del abono, del grano, del gasóleo, de la luz y de la Seguridad Social, sobre todo teniendo en cuenta que en su ganadería son cuatro a cotizar. Esa circunstancia les permite, por otra parte, tener el trabajo repartido y, así, mientras su mujer se dedica al ordeño, su cuñada se encarga de la recría, Marcelino Pérez se ocupa de las labores de la cuadra y su hermano Miguel asume los trabajos de la tierra. Asegura que si se aplicase el IPC al precio de la leche desde los últimos once años que estuvo estacionado, la subida última se quedaría corta. Por eso se sorprende de ver personas que pagan 4,50 euros por tomar una copa y se escandalizan por el precio de la leche.

Se maneja con 55 hectáreas de terreno, entre lo propio y lo arrendado, pero se siente dolido por la autovía, ya que le ha quitado cuatro hectáreas sin que hasta el momento se las hayan pagado. Pero no es eso lo peor, lo preocupante, dice, son las condiciones en que quedan esas fincas, porque las parten a la mitad. Por eso, aduce, el precio es el que es, pero la situación en que queda la ganadería es más grave, entre otras cosas por el ruido ocasionado por el tráfico «porque el ganado es muy sensible a los ruidos».

Aun así, los dos hermanos están dispuestos a seguir invirtiendo en su explotación. En concreto, el pasado año destinaron 138.000 euros a mejoras y este año están invirtiendo 228.000 euros para las camas de las vacas. «Y esto hay que devolverlo con leche, dice Marcelino Pérez, de ahí que asegure que «lo que subió la leche fue para compensar». Destaca Marcelino Pérez que hace unos años costaba más un litro de leche que uno de vino, lo que indica las subidas continuas del vino frente a la leche.