Jarrio (Coaña)

Puede que sea porque muchos han decidio olvidarse de los tiempos de guerra o porque otros ni siquiera los conocieron, pero lo cierto es que debajo de lo que hoy es el hospital de Jarrio y el tanatario se esconde lo que fue en su día un aeródromo, el de Jarrio, construido por el frente nacional en tiempos de guerra civil (1936-1939).

Lo cierto es que el aeródromo de Jarrio es de las pocas muestras de la arquitectura militar que se levantaron en Asturias y que son obra de los nacionales. Tal y como explica el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana, Arama, Arsemio Mortera, que aclara que del medio millar de muestras de este tipo de arquitectura que se han contabilizado en Asturias sólo media docena fueron obra del bando nacional.

El aeródromo de Jarrio (que se denominó de forma oficial aeródromo de Navia) se levantó en el año 1936 como base de la escuadrilla de Vara del Rey. Fue construido porque las tropas franquistas tenían dificultades para sobrevolar la Cordillera Cantábrica con los aviones procedentes de León.

El frente nacional necesitaba otro aeródromo que le permitiese sobrevolar toda la provincia asturiana sin tener que enfrentarse a las dificultades de la cordillera: las nieblas, la altitud... En julio de 1936, salvo la ciudad de Oviedo y los cuarteles de Simancas y el Coto, en Gijón, toda la región había quedado sometida a los comités del Frente Popular. Mientras Gijón y Oviedo se resistían, en León y en Galicia había triunfado la sublevación militar y se organizaban columnas para atacar a las dos ciudades asturianas que se mantenían dentro del cerco.

Para intentar hacerse con Oviedo y Gijón se enviaban aviones desde el aeródromo de la Virgen del Camino, en León. Pero estas operaciones resultaban muy complicadas porque las dificultades climatológicas de la cordillera: el viento, los temporales y las nieblas obligaban a los aviones a reducir su carga, restando eficacia al bombardeo.

Por este motivo cuando las «columnas gallegas» consiguieron avanzar por la zona del Occidente de Asturias, quisieron establecer un campo de vuelo como apoyo para enviar aeronaves cargadas de munición. Los primeros campos de aterrizaje que se constuyeron en Asturias se levantaron en un llano al Oeste de La Espina y en Tineo. Pero la ubicación no fue acertada y apenas si se llevaron a cabo algunas operaciones desde estas pistas.

Entonces, los nacionales decidieron que se debía levantar un aeródromo en la zona costera y se eligió un terreno en Jarrio. Se talaron los árboles y se derribaron algunas edificaciones para poder dar forma a la pista. Una vez levantada la explanada uno de los Breguet de León aterrizó y despegó en la pista para comprobar las posibilidades del aeródromo, que eran buenas. Las obras concluyeron en septiembre de 1936 y el aeródromo se inauguró el día 30 de ese mismo mes, coincidiendo con un bombardeo de los republicanos en Navia que dejó heridos a dos falangistas y que interrumpió el acto oficial que se estaba celebrando en el local del Sindicato Católico Agrícola de Mohías.

Los aviones (Breguet) de la Virgen del Camino comenzaron desde entonces a utilizar a diario el aeródromo de Jarrio, con la intención de terminar con el cerco a Oviedo, un objetivo que se consiguió el 17 de octubre de este mismo año. Con el final de la Guerra Civil el aeródromo de Jarrio fue cayendo en el olvido poco a poco. Utilizado como aeródromo eventual y estación meteorológica, su clausura definitiva llegó en 1963.

Hoy, ARAMA recuerda los dos «grandes momentos» de este aeródromo: cuando se produjo un aterrizaje de emergencia de un cuatrimotor alemán Focke Wul 200 «Cóndor», durante la Segunda Guerra Mundial, y cuando tomó tierra un caza norteamericano, también en la misma época. Ahora, el aeródromo de Jarrio ya ha pasado a la historia, como la guerra. Lo que queda está bajo tierra.

Arama quiere que las administraciones, tanto las regionales como las locales, apuesten por revalorizar los restos que quedan en la región de la etapa de la contienda civil. Entre ellos está el aeródromo de Jarrio (foto superior), del que poco queda, pero todavía se conservan intactos los túneles (en la imagen de abajo), por donde ahora pasa el tren, pero que se utilizó en la guerra para almacenar el polvorín; barbetas de ametralladoras, la garita de guardia y las casas de algunos oficiales, donde ahora viven vecinos de la localidad de Mohías.