Director del colegio Chamberí de Salas

Salas,

Lorena VALDÉS

Después de 23 años como maestro en el colegio Chamberí de Salas, 11 de ellos como director, Juan María Civit Gil tiene claro que quiere jubilararse en este centro «en el que alumnos y profesores forman una gran familia», a pesar de la significativa pérdida de mátricula en las últimas décadas, asociada al envejecimiento de la población del concejo. Mantener el mismo número de unidades y de profesores en plantilla es el principal objetivo del colegio para «poder seguir ofertando una enseñanza de calidad».

-¿Cómo ha afectado el envejecimiento de la población del concejo a la matrícula del centro?

-Cuando llegué a este colegio, hace 23 años, había 550 alumnos matriculados. Ahora hay 160. Contamos con una sola línea en todos los cursos y la clase más numerosa tiene 23 alumnos. Sin duda, nuestro reto es mantener la plantilla de profesores actual y que la matrícula, como mínimo, se mantenga para evitar la agrupación de niveles.

-El centro aplica la jornada partida, ¿se han planteado en alguna ocasión cambiar a la jornada continua?

-El año pasado fue la última vez que se debatió en el consejo escolar, pero la mayoría de los representantes fuimos partidarios de la jornada partida. A mi parecer, este horario permite realizar otras tareas al mediodía y, en mi opinión, el rendimiento de los alumnos por la tarde es muy similar al de por la mañana. Considero que el aprovechamiento de las horas es muy bueno.

-La educación bilingüe es una de las prioridades de la Consejería de Educación. ¿Ya tienen implantado el sistema en su centro?

-El proyecto fue elaborado por el equipo directivo en el año 2009, pero aún no se ha efectuado la solicitud, ya que falta ultimar detalles, sobre todo en el aspecto de las ayudas económicas. Además, el equipo directivo tiene que cerrar acuerdos con los profesores especialistas, equipos docentes y padres, además del claustro y el consejo escolar.

-¿Qué programas innovadores están desarrollando?

-Nuestro programa de biblioteca lleva en funcionamiento doce años y hemos logrado que muchos de nuestros alumnos sean lectores apasionados. Una vez por semana, cada grupo acude a la biblioteca para impartir una clase en este espacio. Es una forma de atraer a los chavales a los libros en un momento en el que lo que más les interesa son las nuevas tecnologías. Además, llevamos a cabo proyectos de nuevas tecnologías, salud, educación vial...

-Últimamente se habla mucho de problemas de convivencia en las aulas, ¿es para tanto?

-El ambiente de este colegio es muy tranquilo. Los chavales, de vez en cuando, pueden hacer alguna trastada, pero ¿quién no las ha hecho? Somos una familia y puedo decir que de los alumnos recibimos muchas más satisfacciones y alegrías que enfados y decepciones. Los maestros apreciamos y queremos a nuestros alumnos y, cuando sin haberlo pretendido, nos encontramos con el afecto de los escolares, nos sentimos íntimamente satisfechos.

-¿Qué papel debe jugar la familia en la educación?

-La escuela no puede sustituir la labor de educación que deben desempeñar las familias. Si estas pretenden delegar en el colegio su función, mal vamos. Debe existir colaboración entre los padres y los profesores y, en el caso de este centro, hay que decir que en su mayoría las familias son receptivas y solidarias con el profesorado. Se puede decir que nos complementamos bien en la tarea de educar a los niños, no solo académicamente, sino también como personas, pues participamos en objetivos comunes.

-La crisis económica, ¿ha llegado ya a los centros escolares?

-En nuestro caso el próximo curso, con una matrícula casi idéntica a la de este, posiblemente perdamos dos profesores, lo que supone dejar de programar algunas actividades por falta de elementos humanos.