La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Castrillón pide paso para el turismo activo

Los vecinos del pueblo de Boal reclaman la rehabilitación del antiguo puente sobre el Navia para reactivar las visitas a la zona

Enrique Suárez, Hilda González y José Luis Freije, junto al puente. G. GARCÍA

Dos oxidados cables que van de orilla a orilla del Navia sostienen en el aire alguna que otra madera de roble, casi como por arte de magia. Es todo lo que queda del antiguo puente colgante de Castrillón, inaugurado en 1925 y que durante décadas se convirtió en obligado punto de conexión entre Boal y la parte alta de Villayón. El abandono, unido al paso del tiempo, lo han convertido en un desvencijado armazón metálico en medio de un enclave natural privilegiado. Los vecinos de los pueblos cercanos, no obstante, ven potencial en el puente, que aspiran a convertir en pieza central de un nuevo atractivo para la comarca. Quieren devolverle la salud para que forme, junto con la cercana área recreativa de Castrillón, un conjunto idílico para dar un paseo o disfrutar de una merienda.

Enrique Suárez, José Luis Freije e Hilda González son tres de los vecinos de la parroquia de Castrillón, en Boal, que llevan años luchando por la rehabilitación del puente. Han recogido firmas y contactado con el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, de la que, en última instancia, depende la estructura. "Hemos tanteado a las administraciones para saber qué se requeriría. En principio todo eran problemas, sólo nos dejaban limpiar la zona y hacer un sendero. Pero queremos ir más lejos, pedir algún tipo de subvención para reparar el puente colgante", explica Suárez. La cercanía del área recreativa de Castrillón, "que es una bendición", supone una oportunidad "de cara al turismo y al fomento del medio ambiente", opinan los vecinos.

El proyecto pasa por limpiar la orilla del Navia, para ampliar hacia el norte el espacio de recreo. Se abrirían los antiguos caminos, utilizados antaño por los pescadores que capturaban salmones en esta zona, para crear nuevas rutas senderistas, siendo el puente pieza fundamental para unir las dos orillas. "Los caminos están hechos, sólo hay que abrirlos. Y la base de todo sería el puente. Tiene las columnas bastante bien, y es una pena que se pierda en el olvido", asegura Hilda González. El coste es de unos 150.000 euros, según el presupuesto que han solicitado al Principado. Los vecinos recalcan su disposición a colaborar en los trabajos, aportando su granito de arena para la causa.

Este paso sobre el río Navia se convirtió durante años en el único contacto entre la parroquia de Castrillón y el resto del concejo, así como otras localidades del vecino Villayón, como Ponticiella, Loredo o Valdedo. "Por aquí pasaban siempre hacia el mercado de Boal. Incluso con carros", recuerda José Luis Freije. A Enrique Suárez, esta estructura le trae otros recuerdos, como cuando veía salmones o angulas en el río. Algo que ya ha desaparecido.

"Es una zona pintoresca, preciosa, un paraíso sin explotar, es una maravilla", subraya Hilda González, retomando la importancia que tendría esta actuación en la comarca. Supondría, a su entender, una revitalización del turismo, "ofreciendo algo más". Los vecinos piensan incluso en la posibilidad de ofrecer alternativas de turismo activo, como paseos en canoa. "Tan sólo pedimos permiso, y que nos rehabiliten el puente", reclama González. Por lo pronto, se pondrán manos a la obra para limpiar y despejar de maleza varios itinerarios en la zona, creando así nuevas rutas para los visitantes. Y no cejarán en su empeño de ver de nuevo en pie el puente y cruzar sobre sus tablas las aguas del Navia. "Si vemos que no sale adelante, volveremos a pedir firmas. Toda la zona está con nosotros en esto", rematan.

Compartir el artículo

stats