"No le tocaba morir", lamentaban ayer familiares y amigos de Hilda Lago, fallecida el jueves tras caerle un árbol encima en su pueblo natal, Monasterio del Coto (Cangas del Narcea), a los 46 años. La capilla ardiente situada en el tanatorio de El Reguerón de Cangas abrió sus puertas ayer a las cuatro de la tarde y pronto su aparcamiento y los alrededores se llenaron de coches, así como la sala de amigos, vecinos y conocidos que quisieron arropar a la familia en un momento tan difícil marcado por la inesperada y trágica pérdida de una persona muy conocida y querida, especialmente por el trabajo que había desarrollado en diferentes pueblos del municipio dentro del servicio de ayuda a domicilio.

El accidente que se llevó la vida de la vecina del pueblo cangués, con dos hijos, ocurrió en torno al mediodía del jueves cuando acompañaba a su marido en el tractor por uno de los caminos de los alrededores de Monasterio del Coto. Según sus allegados, en la pista se encontraron con el tronco de un árbol que interrumpía el paso y decidieron quitarlo. Con ayuda del tractor, el hombre intentó retirarlo mientras su mujer esperaba apartada. La mala suerte hizo que el tronco saliese despedido e impactase en el pecho de la víctima. Un desgraciado suceso que la Guardia Civil está investigando.

Al comprobar la gravedad del golpe, la familia no se lo pensó dos veces y decidió trasladar rápidamente por su cuenta en su coche a la mujer al hospital Carmen y Severo Ochoa de Cangas del Narcea con la intención de acortar lo máximo posible los tiempos de espera, ya que el pueblo se encuentra a unos 22 kilómetros de la capital del concejo, un recorrido que se tarda en realizar entre unos 25 y 30 minutos.

Una vez en el hospital, los médicos lograron estabilizarla y solicitaron la presencia del helicóptero medicalizado del servicio de emergencias para proceder a su traslado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo.

Sin embargo, en el trayecto en ambulancia que separa el hospital del recinto ferial de la Imera, donde se encontraba el helicóptero, la víctima sufrió una parada cardiaca de la que los profesionales sanitarios no lograron reanimarla, según el relato de sus familiares.

La consternación ha invadido el pequeño pueblo de Monasterio del Coto y toda la parroquia de Vegalagar, cuyo vecinos aún no asimilan el trágico suceso y recuerdan a Hilda Lago como "el pilar fundamental de la familia", de Casa Roque, donde vivía el matrimonio con sus dos hijos y los padres de la fallecida, que era hija única. Hoy se celebrará el funeral a la una de la tarde en la iglesia de Vegalagar y el entierro en el cementerio parroquial. Antes, las puertas de la capilla ardiente en el tanatorio de El Reguerón abrirán de nuevo a las diez de la mañana.