"La gente, la comida y la música". Es lo que le gusta al escocés Bobby Low de la jira de Navia. El encuentro campestre es una cita obligada para su familia asturiana. "Si podemos, estamos aquí todos los años", reveló su esposa, Pilar Low, natural de Talarén.

Ayer, sacaron la tortilla y el vino de paseo para poder vivir una jornada que los naviegos disfrutan "a tope". La familia colocó las sillas, la mesa y el mantel justo a la entrada del pinar de Veiga de Arenas. "Estás a la sombra, escuchas un poco de música y disfrutas del día", dijo Susana Llana, de Celorio y cuñada del matrimonio Low.

En la jira de Navia no falta "el buen ambiente". Lo saben muy bien la joven Iratxe Pérez y Lucía Fernández que ayer madrugaron para acudir a Veiga de Arenas. "Lo mejor es que te encuentras con gente que no ves en todo el año", apuntó la primera.

Con esta cita se despiden las fiestas patronales. Por este motivo son muchos los que apuran la jornada. Algunos romeros abandonan a las nueve de la noche la fiesta, pero otros "estamos aquí hasta que el cuerpo aguante". El grupo de amigos Felipe Fraga escoge la última opción. Ellos son los únicos que llevan a la jira una discoteca móvil. Cada año, suman un elemento a este particular carro musical. En esta edición "tocaron las luces móviles y la máquina de humo".

Para Daniel López la jira es un día muy especial. Este ingeniero naviego de 37 años trabaja en Catar y allí las fiestas "son muy diferentes". "Lo más importante de esta jornada es que te encuentras con los amigos de siempre", dijo.

Laura Campoamor, Julián López y Eva García diseñaron unas camisetas para la ocasión. Lo hacen cada año. En esta edición, tocó teñir de colores el atuendo. "Es una forma de diferenciar el grupo", dijo Laura Campoamor. Sobre las camisas, los jóvenes y adolescentes dejan su firma. Al finalizar la jornada, tendrán "un recuerdo muy especial de la jira", informó Julián López.

Las familias con niños menores tampoco faltan a la cita festiva. Anabel Pérez es fiel al encuentro. Hace cinco años que nació su hijo mayor. Recuerda que en la jira de aquel verano tenía contracciones. "Fui al hospital pero como no me ingresaron, decidí volver a la fiesta", contó ayer. Su hijo Nahuriel nació el 13 días después. Ayer, el niño acudió a la jornada con sus padres, su hermano y sus amigos. Cortó venera (postre típico naviego) y disfrutó de un día en familia "como pocos del verano", según su madre.

Y si algo destacó en la jornada de ayer fue el intenso calor. "Como tenemos cerca la playa, eso no es un problema", dijo Ricardo López, dispuesto a darse un chapuzón a mediodía. Todos los romeros acudieron con sidra, cerveza y agua para mitigar los estragos de un día caluroso. Montse Iglesias escanció sidra sin descanso en la raqueta que preparó para la ocasión: con cuatro agujeros para meter los vasos. Su amigo Manuel Alonso, casado con la naviega Alicia de la Vega, disfrutó del momento: "Estas fiestas no existen por el Sur", opinó.