Es verano y Asturias se llena de fiestas. Con ellas, en muchos pueblos, villas y ciudades la tradición manda vestirse con el traje típico asturiano. ¿El que guardamos en casa realmente es fiel a la cultura de antaño? Es la pregunta que tratará de responder mañana en el espacio Cultural El Liceo de Navia (19.30 horas) el director del grupo folclórico Ramón de Campoamor, Ángel Herrera.

Dice este naviego estudioso del folclore asturiano que con la indumentaria asturiana típica "se comenten muchos errores y en todos sitios". Para empezar, "yo me visto el traje, pero no me disfrazo". Y es que para ponerse el atuendo hay también que tener actitud.

El grupo naviego reivindica así la indumentaria de antaño, concretamente de los siglos XVII, XVIII y principios del XIX, cuando las prendas eran de lino y de lana "y, por cierto, nadie vestía con pedrería".

Cuenta Herrera que el traje típico de la mujer, por ejemplo, no lleva pedrería, "como se ve en Llanes", ni tampoco necesariamente la falda roja. "Resultaría raro vestirse con un atuendo tan pesado a diario. Eso se reservaba, quizás, para un día especial", explica. Herrera también aclara que había faldas de todos los colores. De hecho, las telas rojas y azules eran más caras y por eso había menos. "Sí es cierto que se conservaron muchas faldas rojas, pero fue precisamente porque eran piezas costosas y se ponían menos y conservaban más, eran las que se guardaban cuando la mujer fallecía", explica el director del grupo.

En cuanto al hombre, lo habitual era llevar pantalón corto "porque se montaba a caballo, y siempre, o casi siempre, montera". "Y no había tanta diferencia entre el traje de los vaqueiros y de los xaldos", dice. El resto de "secretos" se pondrán conocer en la ponencia, de acceso libre.