El franquino Eduardo Alonso no perdona la visita diaria a la playa, especialmente en invierno. Allí cultiva su pasión por la fotografía y por los objetos que, modelados por el mar, se convierten a sus ojos en auténticas obras de arte. De eso va "Invierno en la playa", la exposición de fotoescultura que acaba de estrenar en Tapia y que se puede visitar en la primera planta de la casa consistorial hasta el próximo 15 de octubre.

Su lugar especial está en Cambaredo, la playa franquina que frecuenta desde su infancia y donde se ha convertido en cazador de tesoros. "Busco cosas que el mar ha modelado y que tienen un toque artístico", precisa este fotógrafo autodidacta que regenta un taller gráfico en La Caridad.

Comenzó capturando imágenes de los objetos, desde restos de nasas de hierro a trozos de madera, que se encontraba en sus paseo; sin embargo, "una vez fotografiados, me parecía que la foto era poco". Por eso probó en el campo de la fotoescultura, estrenándose con la muestra tapiega. Incluye diez piezas de fotoescultura, más nueve fotografías. "Estoy contento con el resultado y está gustando mucho a la gente. Les llama la atención que de algo común, al alcance de todos, se pueda hacer una obra de arte", añade. Alonso está también satisfecho con el lugar elegido para la muestra ya que, al ubicarse en el hall de la primera planta del Ayuntamiento, permite "el acceso de mucho público que no va expresamente a ver una obra". Además, añade, se trata de un espacio "muy luminoso" que realza su particular trabajo.

La intervención en las piezas es mínima. Primero porque apuesta por una fotografía -siempre en blanco y negro- sin procesado o retoque y, segundo, porque las piezas convertidas en escultura apenas reciben un mínimo tratamiento. "He hecho una base de cemento blanco como soporte. Las piezas de hierro tienen un tratamiento con vaselina para detener la oxidación, pero las de madera solo están secadas".

Su trabajo tiene una segunda lectura y es la necesidad de concienciar sobre el cuidado del medio ambiente. No en vano, estas obras de Alonso no dejan de ser residuos que el hombre lanza al mar y que éste devuelve. "Debemos de concienciarnos, el mar no es un pozo sin fondo", incide el artista, quien destaca que las características de Cambaredo, una playa de cantos rodados en su mayor parte, propicia un mayor modelado de los objetos. "La playa es como una lija que pule mucho los objetos", precisa. Sus palabras tienen fácil comprobación en la muestra, donde a veces cuesta adivinar el origen de la pieza: nasas de hierro en muchos casos, árboles en las piezas de madera e incluso un juguete infantil. "Me paso muchas horas recorriendo la playa. Hay cosas que no fotografío la primera vez, las dejo para que el mar siga trabajando y con el tiempo sí que les veo algo". Quien tenga interés en la propuesta del franquino puede conocerla hasta el 15 de octubre en Tapia. La próxima parada será Vegadeo y espera exponer en casa, aunque aún no tiene fechas.