Desde su puesta en marcha en 1989, el Hospital de Jarrio ha ido creciendo en la cartera de servicios que presta al usuario. Ese aumento de las necesidades asistenciales provocó que, en casi treinta años de trayectoria, el centro aumentase en consultas, zonas de atención y espacios multiusos, pero no siempre de una forma lógica, ordenada y eficiente. Para paliar esta situación, poner "orden" en el hospital y mejorar la gestión de los espacios, el Principado iniciará en las próximas semanas obras por un importe cercano al millón de euros. "Todo va a estar donde debería estar", asegura la gerente del área del Noroccidente, Susana Santamarina.
Los trabajos, anunciados esta semana por el Gobierno regional, se extenderán durante un año, y afectarán a las plantas baja y primera del edificio. El objetivo es mejorar la ordenación de espacios, para que profesionales y pacientes puedan desenvolverse con comodidad y eficiencia en sus estancias y pasillos. "Las actuación dará como resultado más comodidad para los usuarios, y más y mejor espacio de trabajo para los profesionales, sobre todo en la zona ambulatoria, que se compone de las consultas y las salas de espera, y en los hospitales de día", explica la gerencia.
Una de las principales mejoras se verá en las salas de espera. Actualmente son múltiples y de pequeño tamaño. Los pacientes deben aguardar su turno en la puerta del especialista, en muchas ocasiones de pie, y son llamados a viva voz por los facultativos. Ganar en comodidad y confidencialidad resulta clave para los responsables del centro. "Se hará una sala de espera de mayor tamaño, para todas las consultas, y de esta forma todos los pacientes estarán ubicados en la misma zona. El nuevo sistema de gestión digital los irá llamando uno por uno, lo que preservará su intimidad", apunta Santamarina. Será algo similar a lo que ya está funcionando en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) de Oviedo, y en el Hospital de Cabueñes, en Gijón.
En cuanto a las consultas, algunas crecerán en tamaño, mientras que otras, que fueron instalándose en varios puntos del complejo con el paso de los años, se reubicarán en un punto adecuado. "Se trata de servicios que están desordenados, que no obedecen a circuitos lógicos, y después de las obras, sí lo harán", incide la gerente. También habrá más espacio para la sala de hemodiálisis y sus estancias relacionadas, y para el hospital de día, que aumentará sus plazas hasta contar con una decena.
El anuncio de las obras ha llegado en medio de la quinta "Semana saludable", del Noroccidente, centrada en la parentalidad positiva, y que ayer celebró su última sesión. La gerencia hace una valoración "muy positiva" de la iniciativa: "Es una propuesta que permite visibilizar en una semana un trabajo que en realidad se hace a lo largo de todo el año". Una labor que se realiza a través de las escuelas de salud municipales, presentes en una quincena de municipios, que colaboran estrechamente con los profesionales sanitarios del área. "Si todos trabajamos en la misma dirección, casi siempre es garantía de éxitos y de buenos resultados", subraya Santamarina.
En la última sesión, celebrada en Jarrio, tomó la palabra María Grata Maseda, trabajadora social del equipo terrorial del área I, implicada en el trabajo que se realiza en escuelas y colegios sobre la educación en valores. En su opinión, aún quedan dos retos de futuro para la comarca: "Es necesario crear espacios y entornos que sean adecuados para una parentalidad bien vivida. A veces, los espacios en los que nos movemos no son aptos para todas las familias", señaló Maseda, que puso el ejemplo de cafeterías y bibliotecas que presentan obstáculos de accesibilidad. La otra meta, implicar en mayor grado a los padres varones en la crianza de los hijos. "Deben librarse de ideas culturales y creencias equivocadas, para disfrutar del hecho de ser padres", aseveró.
