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Villayón, un colegio "digital" mundial

Los escolares de la zona más despoblada de Asturias atraen la atención de una gran compañía por su uso de la tecnología y protagonizan su spot

José Manuel Acero y Miguel Ángel Acero, ayer, con las tabletas. A. M. SERRANO

El colegio de Villayón es ejemplar para una gran compañía tecnológica. Samsumg ha elegido este centro de 52 alumnos de la zona más despoblada de Asturias para rodar un anuncio que dará la vuelta al mundo y que tratará de mostrar cómo se lucha en un entorno desfavorecido de España contra la llamada brecha digital.

Dice el responsable de eventos de la firma, Francisco Hortigüela, que el colegio de Villayón es el centro español elegido como plató porque en él han encontrado algo especial: "La implicación de profesiones y alumnos; su interés y su ánimo por aprender del proyecto 'Samsung Smart School'".

El colegio dirigido por Santiago Sepúlveda forma parte de este plan, avalado por la potente compañía tecnología y el Ministerio de Educación, desde hace seis años. En todo este tiempo, los alumnos del concejo han aprendido a utilizar las tabletas y las nuevas tecnologías "de una forma sana". "Sin duda, es otra forma de aprender, es un cambio de chip, una forma diferente de enseñar", sostiene el director, quien destaca que, con este planteamiento, se ha cambiado el método de aprender: se hacen más exposiciones orales y se trabaja más en grupo.

El profesor que se encarga directamente del proyecto de Samsumg, Fernando Fernández, añade que en el centro los alumnos utilizan "bien" la tecnología y, a través de ella, se les hace partícipes de su propio aprendizaje. "Nos permite aplicar nuevos métodos de forma más efectiva y más fácil; por ejemplo, las clases de inglés son más dinámicas, se llevan el vocabulario grabado y tienen más interección, algo fundamental en un idioma".

Los profesores explican que, antes del desembarco del proyecto, se aprendía todo con libro de texto; ahora, el alumno de Villayón "busca la información y el profesor solo guía".

En las aulas, los escolares están "entusiasmados" con este cambio de método y con el spot que están rodando estos días para la compañía. Miguel Ángel Acero tiene 11 años y vive en Busmente. "Lo que más gustó del día de hoy (por ayer) fue escuchar eso de '¡Acción!'" -dijo risueño-, más allá de ser actor de un espacico publicitario que se presentará en el primer trimestre del año. Miguel Ángel Cuero cuenta que, gracias al proyecto digital del colegio, ha aprendido a utilizar la tableta y "a buscar en Google cosas que trabajamos en clase y me interesan". Lo último: cómo hacer puntillismo para la asignatura de Plástica. "Es más divertido aprender así; yo creo que me quedo mejor con las cosas y que me cuesta menos aprender", dice Cuero.

Su compañera de centro educativo Sira Rey opina que los aparatos conectados a la red mejoran el rendimiento en las clases. "Al menos, es más divertido que los libros", dice. "Sí tenemos libros, pero con las nuevas tecnologías todo es más emocionante", añade. Las clases para ambos alumnos acaban a las 14.30 horas y sus tabletas se quedan en clase, "cargando" para la próxima sesión, que será al día siguiente.

Según Francisco Hortigüela, gracias al proyecto que tienen implantado en Villayón y en otra treintena de colegios de España, los alumnos "aprenden a aprender, y trabajan habilidades comunicativas y también digitales". Se les enseña, por ejemplo, a hacer videos y a pronunciar discursos para el público. En una sociedad que cada vez valora más la imagen y el cómo se comunican las personas, esta forma de trabajar en el aula les acerca a proyectos con potencial para el éxito.

Además, se eliminan barreras digitales. "Queremos que en Villayón se aprenda como un colegio privado puntero de Madrid, que los alumnos tengan las mismas posibilidades desde el punto de vista digital", señala el mismo portavoz de la compañía.

En este proceso también tienen un papel importante los docentes, que se ven obligados a estudiar sobre nuevos métodos de aprendizaje, más digitales que los tradicionales.

El colegio de Villayón fue el centro elegido por el Principado para formar parte de este proyecto por encontrarse en una zona rural asturiana con un alto riesgo de despoblación.

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