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Volver al maíz

Los dos molinos aún en servicio en Salas y Pravia

Volver al maíz

Prestigiosos economistas vienen anunciando en los últimos días una crisis económica comparable a la vivida tras nuestra guerra incivil. Puede que sea algo menos pero en aquellas décadas de los cuarenta en adelante teníamos el maíz, que evitó la hambruna en los pueblos ya que en cada casa había un horno y se arroxaba boroña o mistura cada quince días, cuando ya la poca que quedaba de la hornada anterior tenia pelo. Cada pueblo tenía su llosa -o llousa- esto es, un conjunto de fincas colindantes, con apenas un carreiro de servidumbre entre ellas, dedicadas al cultivo del maíz y que en muchos casos se incluían las fabas para que fuesen subiendo hasta la panoya.

Ibas a La Regalina a Cadavedo y el desfile folclórico y la procesión discurría entre maizales. En Lindemurias de Malleza la procesión de la Magdalena, en agosto, atravesaba un maizal que en esa época ya superaba la altura de los feligreses. El Cándano, El Pumar, La Folguerosa, Villarín, Malleza, La Arquera, Mallecina, Valderrodero, Priero, Camuño y así hasta Salas había, en algunos, hasta dos llousas. A la fiesta de San Cristóbal, el día de Santiago, subías por un carreiro desde el río por entre un gran maizal que llegaba hasta las primeras casas.

Pero en muchas de esas llousas se dejó de sembrar maíz y fabas y se plantaron a eucaliptos. Son ya irrecuperables. Llegaba octubre y los corredores de hórreos y paneras se llenaban de riestras de maíz. Una veintena de molinos funcionaban en la ribera del Aranguín y sus afluentes. Gran parte de ellos están perdidos. Pero hay dos, el de Claudio de La Barraca en El Rellouso (una muela) y el de La Veiga, de Cañeo (tres muelas para maíz, trigo, centeno, escanda y hasta garbanzos) que producen harina todo el año, día y noche, con amplia demanda en el mercado regional a base de bolsas de pequeño tamaño.

Por estos pueblos de Salas y Pravia si las cosas se ponen feas aún quedan llousas destinadas a pasto que se pueden reconvertir en maizales. Ahora ya no habrá que trabajarlas con las vacas y el llaviego porque para eso están los tractores con doble y hasta triple vertedera con el que aún se cultiva el maíz forrajero, Pero si la necesidad obliga se vuelve al maíz del país y a rehabilitar los fornos para arroxar. Leña en el monte hay para aburrir.

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