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Ir de Samagán a Lagar da gusto

"Teníamos un camino de cabras y ahora es una maravilla", celebran los vecinos, que piden respetar la velocidad, tras la reforma del vial de Castropol

Ir de Samagán a Lagar da gusto

"Estábamos acostumbrados a un camino de cabras, así que esto es una maravilla. Así, hasta presta bajar a Vegadeo", comenta un vecino en la localidad castropolense de Balmonte. Y es que, acaban de rematar los trabajos de acondicionamiento general del último tramo pendiente (los 11,5 kilómetros entre Samagán y Lagar) de la carretera AS-22, que une Boal y Vegadeo y es uno de los ejes vertebradores del Noroccidente.

Las obras, aún pendientes de la recepción formal, acabaron en marzo, seis meses antes de lo previsto. No en vano, los trabajos, adjudicados por 6.157.012,40 euros a Alvargonzález Contratas S. L, comenzaron en abril de 2018 y contaban con un plazo de ejecución de 30 meses (hasta octubre de este año). Se pone fin así a un largo calvario para el vecindario, que llevaba años reclamando una carretera digna.

"Ahora da gusto. Había mucho bache y destrozaba los coches", resumen María del Carmen Suárez y Manuela Otero, vecinas de Vega de los Molinos. Ellas acostumbran a dar su paseo diario por esta vía, que desde la reparación se ha llenado de ciclistas y motoristas. Precisamente por ello algunos temen que pronto haya que lamentar accidentes pues, denuncian, hay vehículos que transitan a más velocidad de la permitida. "La carretera es más cómoda y todos estamos contentos, pero hay mucho más tráfico y más velocidad", resume otra usuaria.

El asunto de la velocidad se está convirtiendo en un problema en el núcleo de Santa Colomba, con varias viviendas a pie de vía y en plena curva. Aunque la carretera cuenta con muchos tramos limitados a 50, 60 o 70 kilómetros por hora, justamente en este punto se puede transitar a 80 kilómetros por hora, algo que no entienden y piden que se corrija. "El problema son las velocidades y creo que aquí va a haber una desgracia a la vuelta de nada. La carretera está de lujo para disfrutar de ella, pero a su velocidad", dice Segundo Riopedre.

Considera que hace falta adoptar medidas, ya sea con un límite o con bandas sonoras en el suelo. A ello hay que añadir, comenta el también vecino José Eduardo García, que casi no hay zonas para aparcar a la orilla de la carretera, lo que dificulta operaciones como que un camión de pienso abastezca a la ganadería del pueblo.

También en Balmonte, a la altura del bar tienda Lidia, hay quejas por un ceda el paso para los vecinos que acceden a la AS-22 desde Obanza que se ha colocado en plena entrada al establecimiento, dejando poco margen de maniobra para los clientes. "El otro día casi hay un accidente", dice el afectado, que alertó del peligro con escaso éxito. Pese a las pequeñas mejoras que aprecian los vecinos, el cambio de la carretera ha sido sustancial.

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