La precaria situación de las bibliotecas escolares de los colegios rurales agrupados ha sido el objeto de análisis de Elías Veiga, que es el responsable de las bibliotecas municipales de Tuña y Navelgas, en Tineo. El estudio, que este mismo año se podrá convertir en una publicación a través de una editorial especializada en biblioteconomía y documentación, lo realizó para su trabajo de final de grado en Información y Documentación de la Universidad de León, y resultó ser original, ya que asegura que no se tiene constancia de que se hayan realizado estudios similares a nivel nacional.
Aunque Asturias es una de las comunidades que más bibliotecas escolares tiene, en su proceso de investigación Elías Veiga ha descubierto que la mayoría están infrautilizadas y son meros almacenes de libros. Además, señala como una de las principales carencias que ninguna de ellas dispone de bibliotecarios profesionales al frente del servicio, por lo que tienen que ser los profesores los que tienen que hacer un hueco para gestionarlas.
"Hablé con profesores y directores y coincidían en destacar que los recursos están bajo mínimos, que hacen lo que pueden porque apenas tienen tiempo, así que al final lo poco que se hace es por voluntad de los profesores, que son los que están tirando del carro", señala Veiga. Incluso explica que son muchos los que confiesan que hay una ausencia de planes de gestión para las bibliotecas hasta a corto plazo por "la inminente desaparición de algunos colegios rurales por falta de alumnado y también por la gran interinidad del profesorado", añade.
Por otro lado, destaca el "lastre tecnológico" que afecta a las zonas rurales y por tanto al desarrollo de unas bibliotecas adaptadas al siglo XXI. "Las zonas rurales aún sufren graves problemas de conexión a internet y los equipamientos informáticos están desfasados", subraya. Esto en un momento en el que el entorno digital está ofreciendo nuevos recursos para las bibliotecas que "se tienen que aprovechar, ya que no deben ser solo lugares en los que se presta libros, pero la adaptación al nuevo entorno digital conlleva inversión".
Una inversión que considera indispensable para estas bibliotecas escolares, que se convierten en "el primer contacto con este servicio de los menores y que marcará sus hábitos lectores" y para evitar su desaparición, porque Veiga está convencido de que "las bibliotecas escolares acabarán desapareciendo si no aportan un valor añadido a los centros educativos".
Según Elías Veiga, la situación de las bibliotecas públicas no es mucho mejor. "Asturias fue un referente en bibliotecas escolares y públicas, pero desde la democracia hubo un parón y desde 2008, con la crisis, vivimos una situación lamentable. Los que están tirando de ellas son las administraciones locales, no tenemos ley de bibliotecas, no se promocionan, no mandan libros ni revistas ni actividades culturales", expone.
No obstante, considera que la situación provocada por la pandemia del coronavirus puede dar una oportunidad a este servicio cultural, ya que durante el confinamiento "se notó crecimiento de préstamos electrónicos para libro y películas". Por ello cree que es el momento de "reciclarnos y potenciar los recursos electrónicos para no estancarnos" y en su caso ya está trabajando para poner en marcha un club de lectura online.
