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Los últimos de Corias: solo quedan dos frailes de la emblemática orden

Francisco J. García y Emiliano Burgos, únicos monjes que siguen en Cangas del Narcea, adonde los dominicos llegaron hace 160 años

Dominicos en el claustro de Corias en 1962, en una imagen cedida por la asociación Tous pa Tous. | R. D. Á.

El pasado mes de noviembre se cumplieron 160 años de la llegada de los dominicos al convento de Corias. En la actualidad, tan solo quedan dos frailes en lo que ha pasado a ser una casa de la orden religiosa desde que el monasterio fue vendido en 2002 al Principado de Asturias.

La larga historia de esta orden vinculada al municipio de Cangas del Narcea tiene ahora un futuro aún por escribir y con bastantes incertidumbre. Al menos, desconocen cómo evolucionará la situación quienes se han convertido en los que son ya los últimos religiosos de los dominicos en el municipio.

Francisco Javier García, más conocido como “Pachi”, llegó en 1965 para incorporarse como profesor al Instituto Laboral que la orden tenía en Corias. Era el único centro de enseñanza media que había por entonces en la zona.

El centro educativo gestionado por los dominicos se inauguró a principios de los años sesenta del siglo pasado y se mantuvo activo hasta 1981, llegando a pasar por él cada curso hasta unos quinientos alumnos.

También fue en esa etapa cuando se mantuvo un buen número de dominicos en el convento, ya que llegó a sumar una veintena, que se hacían cargo de la gestión del centro e impartían clases junto a otros profesores externos, que solían contratarse para hacerse cargo de las asignaturas de ciencias y de educación física.

El instituto comenzó dedicándose a la enseñanza relacionada con la formación en temas agrícolas, luego pasó a ser de carácter técnico en materia de manejo de máquinas y herramientas y finalmente fue un bachillerato unificado. “Venían chicos de toda Asturias, la mayor parte con becas y salían muy preparados. Los que no seguían estudiando tenían una profesión y otros muchos se convirtieron en médicos, aparejadores, arquitectos o abogados, estaban muy bien formados, lo que hizo que muchos sacaran buenas carreras”, rememora el fraile Francisco Javier García.

Los cambios educativos de la época fueron convirtiendo, poco a poco, en inviable la continuidad del equipamiento tal y como estaba concebido. Y así, a principios de los años ochenta del siglo XX, se clausuró, por lo que gran parte de los dominicos fueron destinados a otros centros quedando tan solo dos frailes. Uno de ellos Francisco Javier García, que continuó posteriormente vinculado a la enseñanza en el instituto público.

No obstante, en ese momento la orden destinó a Corias a otros cuatro religiosos que comenzaron a hacerse cargo de numerosas parroquias rurales de la zona. Entre los recién llegados estaba Emiliano Burgos, el otro dominico que continúa en la casa de Corias. Él venía de realizar misiones de Perú y pronto se convirtió en el sacerdote de algunas parroquias en el concejo de Ibias.

Por el momento, los dominicos cangueses, que prefieren no ser retratados en imágenes actuales, desconocen cuál será el futuro de la orden en el municipio. Y habrá que esperar acontecimientos y decisiones de instancias superiores sobre el porvenir del colectivo y si continuará su vinculación con Cangas del Narcea.

Para que puedan proseguir con su labor deberían de incorporarse nuevos religiosos, ya que de no ser así auguran que acabará cerrándose. Un desenlace que pondría el punto y final a un capítulo importante de la historia de la Orden de Predicadores, ya que desde Corias siete frailes restauraron en 1860 la llamada “Provincia dominicana de España”, fundando en el monasterio – que hasta la Desamortización de 1836 había sido benedictino – un colegio de misioneros.

En él se instauraron en su día el noviciado y los estudios de Filosofía y Teología y también se potenció en aquel momento la Escuela Apostólica de la Provincia de España hasta 1957, cuando se dio paso al Instituto Laboral.

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