Boal tiene especial apego a la poesía, a este género literario que desde 2019 forma parte de su paisaje. Fue aquel año cuando la Asociación Forum Boal 3000 decidió hacer un homenaje al escritor Graciano García, el fiel y tenaz impulsor del proyecto “Asturias, Capital Mundial de la Poesía”.

Lo que empezó como algo anecdótico es hoy “una seña de identidad” de Boal. Lo cuenta la secretaria de la asociación, Pilar González, quien acompaña a este periódico en parte de la ruta para conocer las “llouxas” y otros materiales que con mimo hizo el colectivo con el fin de “mostrar poesía”.

Hoy en día, hay 88 puntos repartidos en todos los pueblos Boal donde se puede leer un poema. Señala González que no hay lugar del que no se hayan acordado y también explica cómo es posible hacer algo así: “Somos pocos, pero pensamos bien lo que queremos y nos organizamos”.

Cada año hacen una convocatoria a través de las redes sociales para que particulares y entidades propongan poemas. Priorizan a autores de la zona y también poesía en asturiano o eonaviego, “pero tampoco descartamos nada”. El jurado de la asociación se reúne más tarde para seleccionar las obras elegidas. “Cada año recibimos más avalancha y nos gusta esta alta participación porque hace que todo sea más satisfactorio, aunque más tarde tenemos que elegir sí o sí”, dice.

Este año, además de pizarras con poemas escritos a mano, lucen en Boal encuadernaciones artesanas con material reciclado. Todo lo hace la asociación: desde escribir las piezas a buscar un lugar y poner la punta para colgar el cuadro.

Detalle de una de las composiciones.

En la capital boalesa se pueden ver algunos versos y no faltan en las rutas más visitadas, como la de Penácaros, que Pilar González recomienda encarecidamente. El objetivo final es apoyar la candidatura de “Asturias a Capital Mundial de la Poesía”, pero también dar a conocer a los autores locales y hacer de Boal un lugar más “prestoso” para visitar. “Se nota en el turista, que se fija en estas cosas”, apunta Pilar.

En los últimos tres años, la convocatoria ha crecido y no solo eso: se ha consolidado porque hay personas que esperan por ella para hacer su apuesta de poema. En dos años, el número de versos que puebla el concejo se duplicó. Y la buena noticia es que para la asociación esta iniciativa no acabará aquí. Pilar González se muestra agradecida por el crecimiento y sobre todo, por la inspiración para otras personas. “Somos una zona rural activa y que hace cosas bonitas”, destaca.

El colectivo ha sacado además tiempo para hacer códigos QR con los “Camíos entre versos y llouxas” que se pueden recorrer por Boal. Las personas interesadas encontrarán con ellos dónde está la composición y detalles del autor.