La aldea perdida entra en clase

Cuatro colegios del Occidente podrán formar a sus alumnos para revalorizar la vida rural y frenar el despoblamiento, una iniciativa de la Fundación Edes que pretende desactivar el "paradigma urbanocentrista"

Verónica Bermúdez en las instalaciones de Fundación Edes, en Tapia.

Verónica Bermúdez en las instalaciones de Fundación Edes, en Tapia. / T. Cascudo

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

La Fundación Edes, de Tapia, va a poner en marcha en los colegios del Occidente que se lo soliciten –y hasta un máximo de cuatro centros– un programa educativo pionero en la región para suscitar en los alumnos una reflexión sobre el acusado proceso de despoblamiento que sufre Asturias, revalorizar el entorno rural y convertir a la población infantil y juvenil en "agentes del cambio" que permita acabar con el llamado "paradigma urbanocentrista". Ese pensamiento –el mantra que activó el vaciamiento de la España rural con la industrialización iniciada en los años sesenta– dicta que "la buena vida" sólo se puede encontrar en la ciudad y que en los pueblos se queda solo quien no vale para otra cosa.

La Fundación Edes, además de desarrollar una importantísima labor en favor de las personas con discapacidad del Occidente, también lidera en esta comarca el programa "Volver al pueblo" de la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (Coceder). Y en la línea con estas actividades –y ahora con una nueva financiación aportada por la Consejería de Medio Rural– los técnicos de la Fundación han ofrecido a todos los centros educativos de la comarca la posibilidad de acoger en sus aulas una serie de sesiones de trabajo con los alumnos –y también con las familias– para concienciar a los niños y adolescentes sobre el que, ahora mismo, es el principal problema de Asturias: el despoblamiento, un cáncer demográfico que en algunos territorios del Occidente se está haciendo terminal.

"Hasta ahora veníamos haciendo intervenciones en los centros de educativos, con talleres de una hora, pero ahora queríamos generar otro espacio de diálogo y reflexión con la juventud", explica Verónica Bermúdez, técnico de la Fundación Edes. La propuesta, tanto para alumnos de Primaria como de Secundaria, consiste en varias sesiones de trabajo con cada grupo escolar en las que se les invite "a reflexionar sobre cómo está su pueblo, cuál es su situación demográfica, que investiguen un poco y vean alguna película y lean algún texto que les inviten a reflexionar", indica Bermúdez. En estas sesiones –que se apoyan en algunos reportajes y entrevistas publicados en LA NUEVA ESPAÑA donde el reconocido antropólogo Adolfo García desgrana el proceso de despoblamiento de los pueblos asturianos– también se invitará a participar a las familias de los alumnos, especialmente a los abuelos, y a los nuevos pobladores del territorio, jóvenes que han decidido iniciar un nuevo proyecto de vida en la comarca.

La Fundación Edes contactó a finales de julio con todos los equipos directivos de los centros educativos de la comarca y está a la espera de poder concretar dónde se pondrán en marcha estas "clases de despoblamiento". Todo el programa, además, está apoyado en una guía educativa que ha elaborado la Fundación para que cualquier colegio pueda desarrollar este tipo de actividades. "Nuestro objetivo es llegar a cuatro colegios, que es la capacidad que tenemos, y el programa lo iremos adaptando en función de las características del centro donde hagamos las actividades", apunta Bermúdez.

La Fundación Edes repartirá la guía en formato papel por distintos centros y también la hará disponible en formato digital a través de su página web, de tal manera que cualquier docente interesado pueda realizar esta sesiones.

La guía lleva por título "Los pueblos, las ciudades y la buena vida" y en sus párrafos introductorios analiza de manera brillante las circunstancias que desataron el abandono acelerado del medio rural asturano y español: "El medio rural hoy en día presenta oportunidades que pueden garantizar el bienestar de la población, pero la omnipresencia del paradigma urbanocentrista (en los medios de comunicación y redes sociales, en las manifestaciones artísticas y culturales, en los currículums educativos y los libros texto, etc.) como modelo de desarrollo de éxito, empaña la visibilización del medio rural como espacio posible para el propio proyecto de vida". Y añade: "La pandemia vivida en los últimos años nos hizo parar a todas las personas y reflexionar, tomar conciencia, sobre cómo y dónde vivimos, sobre cuáles son las cosas importantes a las que, con el trajín del día a día, dejamos de prestar atención. Sin embargo, esa ‘hiperpresencia’ del paradigma urbanocentrista que comentábamos, sigue teniendo su efecto y aquel resurgir de los pueblos que se vislumbró al albur de las experiencias vitales de la pandemia, no ha tenido todo el impacto esperado. Para la mayor parte de las personas, el pueblo está bien para desconectar el fin de semana y las vacaciones, pero sigue sin ser una opción para vivir, a veces porque no hay empleo, pero la mayor parte de las veces porque no se considera una opción, aunque pudiera haber un empleo o un modo de ganarse la vida".

Con esta iniciativa, la Fundación Edes quiere minimizar los "estereotipos negativos" de la vida rural (paletismo, soledad) y que los alumnos vean las posibilidades que tiene el pueblo para vivir una "buena vida" en tanto que aporta "tranquilidad, vida colectiva, naturaleza, ritmo lento, posibilidad de autoabastecimiento o un entorno adecuado para la crianza".