Entrevista | CESAREO MARQUÉS Recitador del sermón de l'Amuravela y reciente premio "Amuravela de Oro"

Cesáreo Marqués: "L'Amuravela correrá peligro si desaparece la vida marinera de Cudillero"

"Me marcho este año después de 40 recitando el sermón y ya hay sustituto: confío plenamente en él"

Cesáreo Marqués

Cesáreo Marqués / A. M. S.

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Tiene muy meditado Cesáreo Marqués Valle (Cudillero, 66 años) que este año recitará su último sermón de l’Amuravela tras 40 años haciéndolo. Esperaba tener este único protagonismo en 2024, pero a él se suma otro no menor: recientemente fue reconocido por la asociación «Amigos de Cudillero» con el premio «Amuravela de Oro». «Es un honor y un lujo», dice y confiesa que no dirá aquello tan socorrido de «no me lo merezco porque es cierto que siempre me gustó ayudar a conservar las tradiciones y que llevo 40 años recitando a San Pedro». «Estoy muy, muy agradecido», apunta.

–Si se tuviera que presentar usted. ¿Qué destacaría?

–Nací en La Reguera, al final de la calle San José de Cudillero. Soy hijo de Tere (Teresa Valle) y Silvino Marqués. Mi madre trabajaba en una conservera; mi padre en el astillero de Cudillero desde su creación. Estudié en la Academia San Pedro de Cudillero y en el colegio San Luis de Pravia. Tengo el título de Graduado Social y después de siete años en una empresa de material agrícola, me jubilé en la patronal de los talleres de reparación y concesionarios de Asturias, Aspa, donde fui secretario general. Soy pixueto, amante de mis tradiciones, y todo lo relacionado con ello lo vivo con orgullo.  

–Hijo predilecto de Cudillero desde 2009 y ahora premio "Amuravela de Oro". ¿Qué se siente?

–Estoy muy agradecido. Es un lujo. Los premios que vienen del pueblo, del lugar de donde eres, te llegan al alma. Es buena señal porque dicen que es difícil ser profeta en tu tierra. Además, este reconoimiento tiene un jurado muy riguroso y la asociación "Amigos de Cudillero" hace una labor ejemplar. Es muy importante para Cudillero y para sus tradiciones.

–Cuente cómo empezó a recitar el sermón de l’Amuravela hace ya 40 años. 

–Juan Luis Álvarez Bravo, "Totó" (el recitador al que sustituyó Cesáreo), y yo coincidimos haciendo unos monólogo cuando existía el Ateneo Cudillero. Al cabo de unos días me lo encontré por la calle y me dijo que ya tenía sustituto. Yo acepté. Le dije: "Sin problema". Recuerdo que "Totó" ya llevaba años intentando dejar de recitar.

–Este año será usted quien se despida. 

–Sí. Yo no quiero que me paren y me digan por la calle «Cesarín, tienes que dejarlo ya». Prefiero retirarme yo. Después de 40 años recitando y 30 escribiendo y recitando l’Amuravela yo creo que toca irse. No ha pasado nada extraño, es, simplemente, que toca.

–¿Hay sustituto o sustituta? 

–Hay sustituto y confío en él plenamente. No puedo decir su nombre, pero sí que es una persona respetada y que conoce las tradiciones de Cudillero. Yo, por supuesto, siempre estaré disponible para ayudar, pero insisto en que confío en la persona que me sustituirá. Y ya digo por delante que no será ni el actual apuntador ni el hermano mayor de la cofradía del Buen Jesús Nazareno. 

–¿Cómo será el sermón de despedida?

–El sermón se dedica a San Pedro y cuenta lo que aconteció durante el último año, especialmente lo importante y relativo al sector de la pesca. Es decir, el protagonista no soy yo. Por lo demás, me despediré con versos similares a los que utilizó Totó en su despedida. 

–Forma parte de la historia reciente de Cudillero. Es una persona destacada para contar qué es, en esencia, l’Amuravela. ¿Qué no puede faltar en este particular sermón?

–No puede faltar contar las problemáticas que nos trasladan los marineros. Siempre hay que tener en cuenta que el recitador es un portavoz de los pescadores, es el que se dirige a San Pedro, el patrón de todos los marineros, en su nombre. En este sentido, yo siempre hago una llamada antes de empezar a escribir nada. ¿A quién llamo? Al patrón mayor de la Cofradía de Pescadores. L’Amuravela tiene que contar qué pasó en el sector y siempre tiene que posicionarse a favor de los intereses de los marineros. Por lo demás, hay que tener en cuenta que es un recital laico, pero tiene su vertiente religiosa. En este sentido, l’Amuravela no puede, por ejemplo, defender el aborto. 

–¿Qué pistas dará a su sustituto?

–Hay que ensayar. Esto va un poco de ser actor. Yo ensayé con mi predecesor. Pero también tienes que tener en cuenta una cosa: que el estreno es tú única oportunidad. Ya no hay más funciones. 

–¿Tiene críticas, apoyos o ambos?

–Hay de todo. Dicen que nuestra memoria es frágil. Yo observo que las críticas o los aplausos a l’Amuravela duran una semana. Ya está. A veces que dicen por la calle «este sermón fue mejor que el pasado», pero yo casi estoy seguro de que no se acuerdan en realidad del anterior. A veces no me acuerdo ni yo (risas). 

–¿Cómo recuerda su debut?

–Tenía mucha ilusión. Era joven, llevaba muy estudiado cada verso y creía en lo que hacía. Todavía recuerdo los tiempos en los que miraba al cielo, a San Pedro... ahora puedo mirar al público porque lo tengo delante (se refiere a que está presente la talla religiosa de San Pedro).

–Falta la anécdota. 

–Han pasado muchos años y siempre es casi lo mismo. Sí diré que cada año tengo un sueño... ¡se repite! Es este: llega el día de recitar y, o bien no tengo el sermón escrito, o bien no me dio tiempo a estudiarlo. 

–Se necesita preparación, no es pregón sin más. Cuente cómo se gesta este sermón.

–No es difícil para quien lleva tanto tiempo, como yo. Yo lo primero que hago es llamar al patrón mayor de la cofradía de pescadores, como dije antes, para enterarme de lo que pasó en el gremio. Después, también suelo preguntar a las personas de Cudillero que fueron protagonistas de un incidente curioso o cómico si puede o no citarlas. Porque hay personas que quieren y otras que no. También se deben recordar las noticias destacadas del año. En cuanto a escribir, pues depende. Hubo un año que empece después de comer y a las diez de la noche tenía l'Amuravela casi hecha. No es lo habitual. A veces voy poco a poco, verso a verso, tema a tema. Empiezo en abril, más o menos. Cuando acabo de escribirla, la memorizo. Antes de estar jubilado, cuando iba a trabajar, hacía el camino que separaba mi casa de la  oficina recitando. Paseaba por Oviedo hablando solo (risas). 

–¿Corre riesgo l´Amuravela?

–En su origen tenía que ser recitada por un marinero viejo. Esta norma ya se rompió con Totó y conmigo, por ejemplo. Hablamos de una tradición que data de 1569. L’Amuravela correrá peligro, eso sí, si desaparece la vida marinera de Cudillero. L'Amuravela es de los pescadores y el riesgo es que acabemos sin actividad pesquera y estamos viendo como se está ahogando a la pesca de bajura, la que tiene Cudillero. Sin la pesca, sería un pregón, sin más. 

–¿Habrá recital en la entrega de la "Amuravela de Oro"?

–Le seré sincero. No está pensado porque las intervenciones están muy medidas y yo lo que trataré es de agradecer con todo mi corazón el premio. 

–¿Qué le falta a Cudillero?

–La capital fue marinera y hoy es turística. Pero es turística sin infraestructuras para poder enfrentarlo. Eso es lo que falta, infraestructura para acoger a tanta gente. En julio y agosto, en la capital tenemos un turismo masificado. Yo creo que, además de crear esta logística que se necesita para atajar la falta de plazas de restauración u hoteleras y aparcamiento o saneamientos, se debe intentar que el turista venga a visitarnos en otras épocas. Porque Cudillero la promoción ya la tiene hecha, ¡quién no conoce o ha oído hablar de Cudillero, el pueblo más guapo de España! Lo que falta es que no nos visiten todos en los mismos meses.